Antonio Fossati Arnelli (foto), nació el 5 de setiembre de 1860 en Montevideo, 7º hijo varón de los 8 que tuvo Magdalena Arnelli. Estudió abogacía, pero no completó sus estudios. Viajó al este acompañando al pedagogo y antropólogo José H. Figueira, por entonces Inspector de Enseñanza Primaria en Rocha, se enamoró de sus costas y se quedó en ellas.
En 1888 integró como presidente, la Comisión de Vecinos que solicitó a la Junta Económica Administrativa de Rocha, el reconocimiento del Chuy como centro poblado. Se casó en 1889 con María Higinia Ventura y edificó su casa, que fue la segunda edificación importante del Chuy luego de la aduana, en 1900 (foto).
Emprendió algunos negocios modestos: tuvo una carnicería y abrió una agencia de las diligencias que hacían el trayecto Rocha-Santa Victoria. Tenía fama de bohemio.
Adquirió –en sociedad con los abogados Juan Andrés Ramírez y Jacinto Casaravilla- un campo en la costa entre La Coronilla y Santa Teresa, donde erigió unos ranchos, totalmente de paja, de los que eran asiduos concurrentes sus parientes de Montevideo (en particular su sobrino Américo) y otras distinguidas personalidades. Tenía gran prestigio como cocinero y eran famosos sus ravioles con “yuyitos” que preparaba con ortigas recogidas en el campo. El estado expropió sus terrenos y los veraneos, a partir de 1933, se trasladaron a la Barra do Chuí.
Fue Juez de Paz en varias oportunidades –en ese entonces era un cargo electivo por voto de los vecinos de la zona- y le tocó actuar como tal en algunos casos trascendentes, como la investigación sobre la aparición de un cadáver de una joven en una playa de Santa Teresa, que pasó a llamarse “de la moza”, desde entonces.
Tenía una cultura descollante en ese incipiente poblado. Por iniciativa conjunta con su suegro –León Ventura- contrataron al maestro Marcelino Villasuso, para que educara a los niños de la zona.
Fue según palabras de su nieta Sonia, “querido y respetado por su honestidad, su bondad, su siempre presente solidaridad. Una persona con carisma, con seriedad, firmeza, creatividad. Alto, rubio, de ojos azules, el abuelo ideal por su ternura, su inventiva, su atención a los nietos a quienes les enseñó a nadar, como a sus hijos y a cantar canciones italianas”, seguramente aprendidas de su madre.
Tuvo 5 hijos Fossati Ventura: Silvio León, Dea, Dantón Leonardo, Carlos Amílcar y María Laura.
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