Los Fossati y las tareas de campo.
Escribe: Alberto Fossati Introzzi:
Perito Agrónomo José Luis Gómez Fossati (1944- 2003), fue el cuarto hijo de Alicia Fossati Benenati y Carlos Gómez Eirín, más conocido por un sobrenombre cuyo origen no conocemos: el “Chofa”. Fue un hombre muy querido y apreciado por sus familiares y amigos.
Egresado como Perito Agrónomo de la ex-Escuela Agrícola Jackson de los Padres Salesianos en el paraje Manga, (Montevideo), había realizado sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Sagrado Corazón (ex - Seminario) y se dedicó en sus primeros años de profesión, a la administración de establecimientos rurales.
Pero le gustaban más las actividades comerciales. Se dedicó un tiempo a los negocios del cuero y otros productos de origen rural y pronto puso toda su iniciativa y creatividad, para emprender actividades innovadoras en su época, las primeras máquinas dispensadoras de café y bebidas refrescantes, el “primer supermercado virtual” y otras similares que encaró con mucho tesón y con suerte diversa.
En sus últimos años, primero como un activo integrante y luego como presidente de la Comisión de Apoyo del Hospital Piñeyro del Campo, fue un generoso luchador por la causa de los ancianos allí internados.
Casado con Alicia Perciavalle, tuvieron dos hijos María Victoria y José Luis; todos ellos nos van a acompañar en el Encuentro, de cuya idea José Luis -el Chofa- era un entusiasta adherente.
jueves, 30 de octubre de 2008
miércoles, 29 de octubre de 2008
Los Fossati pintores (II).
Comentamos recientemente que a Lucía María Ormaechea Fossati, le gustaba la pintura. Pues resulta que además pinta y aquí van algunas de sus obras.
Como sabemos que hay otros Fossati uruguayos pintores, les invitamos a que se identifiquen como tales y nos manden algunas imágenes de su producción para compartir en el blog. (E-mail: cgomez@netgate.com.uy)
Comentamos recientemente que a Lucía María Ormaechea Fossati, le gustaba la pintura. Pues resulta que además pinta y aquí van algunas de sus obras.
Los Agrónomos Fossati en Uruguay. Notas autobiográficas (II).
Alberto Pablo Fossati Introzzi (1946), se graduó de Ingeniero Agrónomo -orientación Agrícola/Ganadera- en la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República en 1971 y parece ser el pionero de los Fossati en la profesión agronómica en el Uruguay.
Realizó estudios de postgrado a nivel de Master of Science (1977) en Economía Agrícola en la Universidad de Wisconsin (Madison) USA y se especializó en Proyectos Agrícolas. Trabajó en el sector público en OPyPA/MGAP, Plan Nacional de Silos, Comisión Honoraria del Plan Citrícola. En el área privada como consultor en economía agrícola y agro negocios del Bank of América (Montevideo), en la Cía. Uruguaya de Exportaciones (COMUREX), en la Compañía Forestal Uruguaya (COFUSA) y para distintas instituciones internacionales BID, BIRF, FAO, GTZ, ONUDI, PNUD, etc.). Integró el Depto. Técnico de URUPLAN Sociedad de Consultores y es socio fundador en 1985 y actual Director de CONSUR Sociedad de Consultores y de CARBOSUR.
Actualmente trabaja en el Proyecto Jacksonville, un emprendimiento de Zonamerica, para desarrollar un Parque Tecnológico en el departamento de Montevideo. Es socio vitalicio de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay (AIA), fue Presidente de la Sociedad de Productores Forestales (SPF/ARU) y también miembro de la Junta Directiva del INIA (1998-2007).
Reside en Montevideo y está casado desde 1978 con Ana María Hughes (1953), con quien tiene tres hijos Federica María (1979, economista, casada con el Ing. Agr. Uwe Seldenmayr), Alberto José (1981, Licenciado en Administración de empresas/UM) y Agustina María (1985, estudiante de Arquitectura/ORT).
Ha sido el ideólogo y uno de los más activos organizadores de este 1er Encuentro de las Familias Fossati en el Uruguay (CGF).
Alberto Pablo Fossati Introzzi (1946), se graduó de Ingeniero Agrónomo -orientación Agrícola/Ganadera- en la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República en 1971 y parece ser el pionero de los Fossati en la profesión agronómica en el Uruguay.
Realizó estudios de postgrado a nivel de Master of Science (1977) en Economía Agrícola en la Universidad de Wisconsin (Madison) USA y se especializó en Proyectos Agrícolas. Trabajó en el sector público en OPyPA/MGAP, Plan Nacional de Silos, Comisión Honoraria del Plan Citrícola. En el área privada como consultor en economía agrícola y agro negocios del Bank of América (Montevideo), en la Cía. Uruguaya de Exportaciones (COMUREX), en la Compañía Forestal Uruguaya (COFUSA) y para distintas instituciones internacionales BID, BIRF, FAO, GTZ, ONUDI, PNUD, etc.). Integró el Depto. Técnico de URUPLAN Sociedad de Consultores y es socio fundador en 1985 y actual Director de CONSUR Sociedad de Consultores y de CARBOSUR.
Actualmente trabaja en el Proyecto Jacksonville, un emprendimiento de Zonamerica, para desarrollar un Parque Tecnológico en el departamento de Montevideo. Es socio vitalicio de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay (AIA), fue Presidente de la Sociedad de Productores Forestales (SPF/ARU) y también miembro de la Junta Directiva del INIA (1998-2007).
Reside en Montevideo y está casado desde 1978 con Ana María Hughes (1953), con quien tiene tres hijos Federica María (1979, economista, casada con el Ing. Agr. Uwe Seldenmayr), Alberto José (1981, Licenciado en Administración de empresas/UM) y Agustina María (1985, estudiante de Arquitectura/ORT).
Ha sido el ideólogo y uno de los más activos organizadores de este 1er Encuentro de las Familias Fossati en el Uruguay (CGF).
Leonardo Fossati Arnelli y su hija María Sara.
Dos fotografías rescatadas del olvido dentro de los recuerdos familiares de los Fossati de Rocha.
Una foto de juventud de Leonardo Fossati Arnelli (“Leonardito” dice al dorso de la misma), en sus años mozos, de uniforme militar. Sabemos –por crónica de Antonio Gabito Barrios aparecida en El Debate de 1946- que combatió, cuando tenía poco más de 20 años, con Timoteo Aparicio en la revolución de las lanzas (1870-1872), pero ignoramos si la foto corresponde a esa época de su vida.
De su segundo matrimonio con Jacinta Rosselli (1888) -al quedar viudo de Teresa, su hermana mayor- nacieron tres hijos: un varón –Brígido- que murió en su primer día de vida el 31 de diciembre de 1889, luego María Sara, en 1892 y finalmente María Jacinta, en 1898.
En la foto se ve a la primera de las niñas -Sara- posando en el estudio del fotógrafo, como se estilaba en la época.
Dos fotografías rescatadas del olvido dentro de los recuerdos familiares de los Fossati de Rocha.
Una foto de juventud de Leonardo Fossati Arnelli (“Leonardito” dice al dorso de la misma), en sus años mozos, de uniforme militar. Sabemos –por crónica de Antonio Gabito Barrios aparecida en El Debate de 1946- que combatió, cuando tenía poco más de 20 años, con Timoteo Aparicio en la revolución de las lanzas (1870-1872), pero ignoramos si la foto corresponde a esa época de su vida.
De su segundo matrimonio con Jacinta Rosselli (1888) -al quedar viudo de Teresa, su hermana mayor- nacieron tres hijos: un varón –Brígido- que murió en su primer día de vida el 31 de diciembre de 1889, luego María Sara, en 1892 y finalmente María Jacinta, en 1898.
En la foto se ve a la primera de las niñas -Sara- posando en el estudio del fotógrafo, como se estilaba en la época.
martes, 28 de octubre de 2008
Los Fossati y la 1ª Escuela del Chuy.
Para atender a la educación de los niños de la zona, las autoridades de Instrucción Primaria de Rocha resolvieron trasladar la Escuela N° 28 que funcionaba en Cebollatí hacia el Chuy.
En la zona se constituyó una Comisión de Instrucción Primaria (foto), presidida por Antonio Fossati (sentado en el centro), que cedió un amplio galpón de ladrillo y techo de paja de su propiedad, para funcionamiento de la escuela.
La ceremonia inaugural se celebró el 11 de setiembre de 1905, con 30 niños en su matrícula inicial, algunos ya jovencitos, como se aprecia en esta foto del evento. Entre ellos figuraban los tres hijos mayores de Don Antonio: Silvio, de 15 años (de pie a la izquierda del maestro), Dantón, de 14 años (de pie, a la derecha del maestro, algo más alto y con cuello palomita) y María Laura (sentada de medias rayadas).
Se dictaban como asignaturas: Lectura, Escritura al Dictado, Lenguaje, Aritmética, Geometría, Idea del lugar, Cuerpo humano, Caligrafía, Religión y Moral, Dibujo, Canto, Historia Nacional y Constitución.
Para atender a la educación de los niños de la zona, las autoridades de Instrucción Primaria de Rocha resolvieron trasladar la Escuela N° 28 que funcionaba en Cebollatí hacia el Chuy.
En la zona se constituyó una Comisión de Instrucción Primaria (foto), presidida por Antonio Fossati (sentado en el centro), que cedió un amplio galpón de ladrillo y techo de paja de su propiedad, para funcionamiento de la escuela.
La ceremonia inaugural se celebró el 11 de setiembre de 1905, con 30 niños en su matrícula inicial, algunos ya jovencitos, como se aprecia en esta foto del evento. Entre ellos figuraban los tres hijos mayores de Don Antonio: Silvio, de 15 años (de pie a la izquierda del maestro), Dantón, de 14 años (de pie, a la derecha del maestro, algo más alto y con cuello palomita) y María Laura (sentada de medias rayadas).
Se dictaban como asignaturas: Lectura, Escritura al Dictado, Lenguaje, Aritmética, Geometría, Idea del lugar, Cuerpo humano, Caligrafía, Religión y Moral, Dibujo, Canto, Historia Nacional y Constitución.
Los Fossati campeones de kart.
Chuy está en Deuda con su Kart. Transcripción de un artículo periodístico de La Mañana, en 1965:
"Chuy. (Especial, por Julio Dornel).- Pese a todos los títulos conseguidos por la escudería del Club San Vicente local, las competencias de kart no han despertado aún entre la afición deportiva local, el interés y la expectativa con que son seguidas en otras localidades. Nuestra villa esta en deuda con este deporte. No le ha brindado el apoyo ni el estímulo que el kart se merece. El regreso, silencioso de los campeones del Club San Vicente, que a través de cuatro Campeonatos Nacionales, conquistaron tres para nuestro pueblo, ha inspirado esta nota, con la esperanza de incentivar entre los deportistas locales, la idea de que ha llegado el momento de saldar esa inmensa deuda de gratitud que tienen con los corredores y dirigentes de esta Institución. El campeonato nacional correspondiente al año 1965, en 125 cc. se lo adjudicó Armando Fossati, secundado por su compañero de club Cástulo Eizmendi. El triunfo por equipos también le correspondió al Club San Vicente, al ubicar 5 corredores entre los 10 primeros puestos."
Foto: Alem Fossati (en el centro), a su izquierda, su cuñado, "Mojo" Eizmendi y luego el campeón nacional individual 1965, Armando Fossati. A su derecha, Pablo Herrera y Hugo Becerra.
Chuy está en Deuda con su Kart. Transcripción de un artículo periodístico de La Mañana, en 1965:
"Chuy. (Especial, por Julio Dornel).- Pese a todos los títulos conseguidos por la escudería del Club San Vicente local, las competencias de kart no han despertado aún entre la afición deportiva local, el interés y la expectativa con que son seguidas en otras localidades. Nuestra villa esta en deuda con este deporte. No le ha brindado el apoyo ni el estímulo que el kart se merece. El regreso, silencioso de los campeones del Club San Vicente, que a través de cuatro Campeonatos Nacionales, conquistaron tres para nuestro pueblo, ha inspirado esta nota, con la esperanza de incentivar entre los deportistas locales, la idea de que ha llegado el momento de saldar esa inmensa deuda de gratitud que tienen con los corredores y dirigentes de esta Institución. El campeonato nacional correspondiente al año 1965, en 125 cc. se lo adjudicó Armando Fossati, secundado por su compañero de club Cástulo Eizmendi. El triunfo por equipos también le correspondió al Club San Vicente, al ubicar 5 corredores entre los 10 primeros puestos."
Foto: Alem Fossati (en el centro), a su izquierda, su cuñado, "Mojo" Eizmendi y luego el campeón nacional individual 1965, Armando Fossati. A su derecha, Pablo Herrera y Hugo Becerra.
Leonardo Fossati Botta y Magdalena Arnello.
Don Leonardo Fossati Botta y doña Magdalena Arnello Pisano, ambos nacidos en Rocchetta di Cairo, Liguria. Magdalena tuvo ocho hijos varones Fossati-Arnello, los 3 últimos de Leonardo: Pablo, Antonio y Luis.
Foto "histórica", que conservaba Antonio Fossati Arnello ("Tono") de sus dos padres; luego pasó a poder de su hija Dea Fossati Ventura de Machado y finalmente de su nieto, Raúl Machado Fossati, quien la ha cedido gentilmente para publicar en el blog y con quien esperamos encontrarnos el 15 de noviembre.
Don Leonardo Fossati Botta y doña Magdalena Arnello Pisano, ambos nacidos en Rocchetta di Cairo, Liguria. Magdalena tuvo ocho hijos varones Fossati-Arnello, los 3 últimos de Leonardo: Pablo, Antonio y Luis.
Foto "histórica", que conservaba Antonio Fossati Arnello ("Tono") de sus dos padres; luego pasó a poder de su hija Dea Fossati Ventura de Machado y finalmente de su nieto, Raúl Machado Fossati, quien la ha cedido gentilmente para publicar en el blog y con quien esperamos encontrarnos el 15 de noviembre.
Los Fossati pintores.
Dice el abuelo Guillermo, que a su nieta Lucía María (Ormaechea Fossati) le gusta la pintura. Aquí van algunas muestras de pintores Fossati del pasado, para que sean motivo de inspiración en su futuro.
Davide Antonio Fossati (Morcote, Ticino, Suiza) (1708 -1779). Paisajes.
Andrea Fossati (Toscolano) 1844 – 1919. Il porto de Toscolano; Portovenere.
Enrico Fossati (Venecia). Una gota más; San Giorgio Maggiore (1900)
Emilio Fossati.(Venecia) (s. XIX – XX) El gran canal
Enrico Fossati (2) (Pietrabruna, Boscomare) 1958. Abstractos.
Dice el abuelo Guillermo, que a su nieta Lucía María (Ormaechea Fossati) le gusta la pintura. Aquí van algunas muestras de pintores Fossati del pasado, para que sean motivo de inspiración en su futuro.
Davide Antonio Fossati (Morcote, Ticino, Suiza) (1708 -1779). Paisajes.
Andrea Fossati (Toscolano) 1844 – 1919. Il porto de Toscolano; Portovenere.
Enrico Fossati (Venecia). Una gota más; San Giorgio Maggiore (1900)
Emilio Fossati.(Venecia) (s. XIX – XX) El gran canal
Enrico Fossati (2) (Pietrabruna, Boscomare) 1958. Abstractos.
lunes, 27 de octubre de 2008
Rafael Horacio Fossati Avilés.
Penúltimo de los siete hermanos Fossati Avilés. A los 17 años hizo un curso en la UTU de calzado y marroquinería, actividad que luego no lo atrajo. Se volcó a la venta de libros durante algunos años hasta que, como muchos, tuvo la tentación de emigrar a la Argentina, cosa que hizo en 1984. Durante su estadía en ese país, realizó una actividad diferente en la que logró bastante éxito. En la ciudad de La Plata creó un programa radial orientado a la vida del espectáculo.Se emitía por radio Provincia y su nombre era "Caras y Secas en el mundo del Espectáculo". Yo tuve la oportunidad de escuchar grabaciones del programa que me gustaron. Durante un año tuvo otro programa en Radio en Mundo, llamado "Buenas Artes para Todos". Esos siete años de actividad radial, reconocida por varias nominaciones al premio "Martín Fierro", fueron uno de sus mejores momentos.
La situación cambiante en la política argentina puso fin a esa actividad y en el 2004 vuelve al Uruguay. De su matrimonio con Cristina Cabrera tuvo un hijo, Nicolás, que hoy tiene 25 años.
FOTO: Rafael (tomando mate), su hermana María del Rosario. Conmigo está Sebastián (Fossati Pereyra), que hoy tiene unos 30 años
Una donación de Alicia Gómez Fossati de Butler.
Alicia nos ha donado este tapiz, hecho por ella, inspirándose en un diseño de unas alforjas de carga de un camellero de Abu Dhabi, de los Emiratos Árabes Unidos.
Será rifado el día del 1er Encuentro de la Familia Fossati, entre otros recuerdos del evento.
¡Muchas gracias!
Alicia nos ha donado este tapiz, hecho por ella, inspirándose en un diseño de unas alforjas de carga de un camellero de Abu Dhabi, de los Emiratos Árabes Unidos.
Será rifado el día del 1er Encuentro de la Familia Fossati, entre otros recuerdos del evento.
¡Muchas gracias!
domingo, 26 de octubre de 2008
Marta Alicia Fossati Avilés.
Escribe: Guillermo Fossati Benenati:
La mayor de mis hijas, trabaja en la Lucha Antituberculosa desde hace 30 años y desde hace 14 es Jefa del Depto. de Recursos Humanos de esa Institución. Le gustan con exageración los dulces y por eso hace cinco años realizó la carrera de Repostería y Gastronomía profesional, actividad que no ejerce comercialmente.
Tiene tres hijos María Laura de 26 años, abogada, está terminando la carrera de Escribanía; Martín Álvaro de 23 años, fanático del fútbol, terminando 6º año de Facultad de Medicina y Lucía María de 13 años, que está en liceo, siendo su hobbie la pintura.
Los tres hermanos Ormaechea Fossati son fanáticos del Club Nacional de Fútbol.
Foto: desde la izquierda: María Laura, Martín Álvaro y Lucía María.
Marty ha sido una muy activa participante en toda la fase organizativa del 1er. Encuentro de las Familias Fossati en el Uruguay. Para contactarse con ella, confirmar concurrencia o adquirir los tickets, adjunto su dirección de E-mail: marfoss29@adinet.com.uy (Carlos Gómez Fossati)
Escribe: Guillermo Fossati Benenati:
La mayor de mis hijas, trabaja en la Lucha Antituberculosa desde hace 30 años y desde hace 14 es Jefa del Depto. de Recursos Humanos de esa Institución. Le gustan con exageración los dulces y por eso hace cinco años realizó la carrera de Repostería y Gastronomía profesional, actividad que no ejerce comercialmente.
Tiene tres hijos María Laura de 26 años, abogada, está terminando la carrera de Escribanía; Martín Álvaro de 23 años, fanático del fútbol, terminando 6º año de Facultad de Medicina y Lucía María de 13 años, que está en liceo, siendo su hobbie la pintura.
Los tres hermanos Ormaechea Fossati son fanáticos del Club Nacional de Fútbol.
Foto: desde la izquierda: María Laura, Martín Álvaro y Lucía María.
Marty ha sido una muy activa participante en toda la fase organizativa del 1er. Encuentro de las Familias Fossati en el Uruguay. Para contactarse con ella, confirmar concurrencia o adquirir los tickets, adjunto su dirección de E-mail: marfoss29@adinet.com.uy (Carlos Gómez Fossati)
viernes, 24 de octubre de 2008
Uruguay Armando Fossati Silveira.
Armando, para su familia y amigos, fue el menor de los 8 hijos de Silvio y la Nena y nació en el Chuy en 1931. Completados sus estudios, entró por concurso en el Banco de la República en Montevideo y al poco tiempo trocó su cargo con un montevideano que había entrado en un cargo similar en el Chuy, volviendo a su pago natal. Sus tareas en el banco fueron muy variadas y llegó incluso a custodiar las remesas que se enviaban a la casa central.
Alternando con sus funciones bancarias, trabajó en las fábricas de su padre junto a sus hermanos varones, Alem y Piré. Posteriormente abrió un despacho de aduanas y luego una sucursal capitalina del mismo, lo que motivó se trasladara nuevamente a Montevideo.
Tuvo durante su juventud una intensa actividad deportiva, integrando equipos de fútbol y fútbol-sala, que alcanzaron destacadas posiciones en torneos regionales. Integró también equipos de baloncesto y fue uno de los pioneros en el desarrollo del kartismo en el Uruguay (ver foto). Junto a su hermano mayor Alem, su cuñado Mojo Eizmendi, Hugo Becerra y Pablo Herrera, integraron un equipo, el San Vicente del Chuy. Preparaba con ellos los karts, lo que era una buena parte de la diversión, los cargaban en el camión de la fábrica y allá salían a correr, con reiterados éxitos, por todos los escenarios del país. En varias oportunidades participó en carreras internacionales, con kartistas argentinos y brasileños; uno de ellos era un “mocinho” cuyo nombre en ese entonces sonaba desconocido: Ayrton Senna.
Se casó en primeras nupcias con Nenena Casella, con la que tuvo una única hija, Lil Fossati Casella, que le dió dos nietas, Marcia y Vania. Luego con Olga Olivera Alcuri, con la que cumplió 28 años de casado. Falleció el pasado 25 de agosto, luego de sobrellevar por un tiempo una cruel enfermedad, cuando estaba por cumplir 77 años.
Fotos: integrando la delantera de su equipo y campeones regionales de fútbol sala.
Armando, para su familia y amigos, fue el menor de los 8 hijos de Silvio y la Nena y nació en el Chuy en 1931. Completados sus estudios, entró por concurso en el Banco de la República en Montevideo y al poco tiempo trocó su cargo con un montevideano que había entrado en un cargo similar en el Chuy, volviendo a su pago natal. Sus tareas en el banco fueron muy variadas y llegó incluso a custodiar las remesas que se enviaban a la casa central.
Alternando con sus funciones bancarias, trabajó en las fábricas de su padre junto a sus hermanos varones, Alem y Piré. Posteriormente abrió un despacho de aduanas y luego una sucursal capitalina del mismo, lo que motivó se trasladara nuevamente a Montevideo.
Tuvo durante su juventud una intensa actividad deportiva, integrando equipos de fútbol y fútbol-sala, que alcanzaron destacadas posiciones en torneos regionales. Integró también equipos de baloncesto y fue uno de los pioneros en el desarrollo del kartismo en el Uruguay (ver foto). Junto a su hermano mayor Alem, su cuñado Mojo Eizmendi, Hugo Becerra y Pablo Herrera, integraron un equipo, el San Vicente del Chuy. Preparaba con ellos los karts, lo que era una buena parte de la diversión, los cargaban en el camión de la fábrica y allá salían a correr, con reiterados éxitos, por todos los escenarios del país. En varias oportunidades participó en carreras internacionales, con kartistas argentinos y brasileños; uno de ellos era un “mocinho” cuyo nombre en ese entonces sonaba desconocido: Ayrton Senna.
Se casó en primeras nupcias con Nenena Casella, con la que tuvo una única hija, Lil Fossati Casella, que le dió dos nietas, Marcia y Vania. Luego con Olga Olivera Alcuri, con la que cumplió 28 años de casado. Falleció el pasado 25 de agosto, luego de sobrellevar por un tiempo una cruel enfermedad, cuando estaba por cumplir 77 años.
Fotos: integrando la delantera de su equipo y campeones regionales de fútbol sala.
jueves, 23 de octubre de 2008
Los Fossati en las profesiones de la salud (IV).
Los Psicólogos.
Escribe Guillermo Fossati Benenati.
Guillermo Américo Fossati Avilés, nació en Montevideo en 1954 y se formó como Psicólogo en el Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras (hoy Universidad Católica) (1978). Completó su formación con una maestría y un doctorado en Psicología y una maestría en Educación, en la Universidad de Minnesota, en 1990. Realizó en los últimos años (2000-2007) estudios posdoctorales en neuropsicología, psicobiología y neurobiología. Completó su formación y capacitación como especialista en la técnica del neurofeedback, dirigida a optimizar el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, .en los Estados Unidos.
El trabajo en el área de la psicología clínica, la psicología médica y la salud mental en general, lo ubican en el mundo de la Medicina, tema del que me estoy ocupando. Es de destacar su actividad como psicólogo especializado en la rehabilitación de pacientes afectados de discapacidades físicas. Sus experiencias personales le convierten en un profesional especialmente capacitado para esas actividades.
Durante años participó también como asesor consultante de la Cátedra de Psicología Médica de la Facultad de Medicina. Ha escritos algunos libros de interés en su especialidad. Hoy su actividad profesional está fundamentalmente dedicada a la actividad docente y al ejercicio privado.
En 1984 contrajo matrimonio con Cristina Barrán Ortiz, también Psicóloga de profesión, que se desempeñó como tal en el Servicio de Cirugía Plástica de Hospital Pasteur.
Ambos ejercen una profesión sin la cual la medicina del cuerpo se sentiría incompleta. Curar al cuerpo si el espíritu, los sentimientos y para decirlo en una palabra: el alma, no acompaña a la curación, puede condicionar que el “éxito” de un médico o cirujano termine en un rotundo fracaso.
Los Psicólogos.
Escribe Guillermo Fossati Benenati.
Guillermo Américo Fossati Avilés, nació en Montevideo en 1954 y se formó como Psicólogo en el Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras (hoy Universidad Católica) (1978). Completó su formación con una maestría y un doctorado en Psicología y una maestría en Educación, en la Universidad de Minnesota, en 1990. Realizó en los últimos años (2000-2007) estudios posdoctorales en neuropsicología, psicobiología y neurobiología. Completó su formación y capacitación como especialista en la técnica del neurofeedback, dirigida a optimizar el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, .en los Estados Unidos.
El trabajo en el área de la psicología clínica, la psicología médica y la salud mental en general, lo ubican en el mundo de la Medicina, tema del que me estoy ocupando. Es de destacar su actividad como psicólogo especializado en la rehabilitación de pacientes afectados de discapacidades físicas. Sus experiencias personales le convierten en un profesional especialmente capacitado para esas actividades.
Durante años participó también como asesor consultante de la Cátedra de Psicología Médica de la Facultad de Medicina. Ha escritos algunos libros de interés en su especialidad. Hoy su actividad profesional está fundamentalmente dedicada a la actividad docente y al ejercicio privado.
En 1984 contrajo matrimonio con Cristina Barrán Ortiz, también Psicóloga de profesión, que se desempeñó como tal en el Servicio de Cirugía Plástica de Hospital Pasteur.
Ambos ejercen una profesión sin la cual la medicina del cuerpo se sentiría incompleta. Curar al cuerpo si el espíritu, los sentimientos y para decirlo en una palabra: el alma, no acompaña a la curación, puede condicionar que el “éxito” de un médico o cirujano termine en un rotundo fracaso.
Reserva de tickets para el Encuentro Fossati
Teléfonos para solicitarlos:
- 613.56.02 - Alicia Gómez Fossati de Butler
- 709.95.30 - Raquel Fossati de D'Angelo
- 600.21.64 - Nina Fossati de Ferrés
- 712.54.50 - Marta Fossati Avilés
martes, 21 de octubre de 2008
Los Fossati en las profesiones de la salud (III).
Los Cirujanos Plásticos.
Dentro de las actividades médicas ya reseñadas por las que han optado un gran número de integrantes de las familias Fossati en el Uruguay, tres de ellos, todos descendientes de Américo Fossati -su hijo menor y dos nietos- se han dedicado a la Cirugía Plástica.
Guillermo Fossati Benenati fue uno de los pioneros de la especialidad en nuestro medio. Después de un breve pasaje por la cirugía general, usufructuando la beca Artigas de la Universidad y una beca del British Council, concurrió al Reino Unido en 1959, a especializarse en Cirugía Plástica. A su retorno entró como especialista en el MSP, actuando en el Hospital Pasteur, donde creó y dirigió por muchos años el Servicio de Cirugía Plástica. En él se formaron, entre muchos otros Cirujanos Plásticos, Enrique y Gonzalo Fossati.
Enrique Fossati Introzzi, hijo de Américo Fossati Benenati y Herminia Introzzi, se recibió de médico en 1973, hizo su postgrado en el Pasteur y luego –durante 4 años- realizó varios viajes de especialización, sobre todo en cirugía de la mano y microcirugía, en Argentina, Brasil, Francia, EEUU y Japón. A su regreso se reintegró al Pasteur y desarrolló actividades en la Central de servicios Médicos del Banco de Seguros, el Hospital Pereira Rossell, el Instituto de Reumatología y el Hospital Británico, donde hoy dirige el Departamento de Cirugía Plástica. Junto con su esposa Ana Inés, realizaron las primeras investigaciones genealógicas de la familia, con una tenacidad digna de aplausos.
Gonzalo Fossati Avilés, hijo de Guillermo Fossati Benenati y Marta Avilés, se recibió de médico en 1986 y se orientó a la Cirugía Plástica y Reparadora -especialidad que vivió desde niño en el ambiente familiar- desde el inicio de su carrera. Realizó sus años de postgrado en el Servicio del Hospital Pasteur y obtuvo su título de Cirujano Plástico en julio de 1990. Había realizado previamente, en 1989, una pasantía por la clínica del Dr. Ivo Pitanguy, en Río de Janeiro. Una vez graduado, continuó actuando, en labores asistenciales y docentes, en el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Pasteur y en el presente año 2008, al renunciar el Dr. Irigaray a la Jefatura del Servicio, quedó a su cargo la dirección del mismo.
Los Cirujanos Plásticos.
Dentro de las actividades médicas ya reseñadas por las que han optado un gran número de integrantes de las familias Fossati en el Uruguay, tres de ellos, todos descendientes de Américo Fossati -su hijo menor y dos nietos- se han dedicado a la Cirugía Plástica.
Guillermo Fossati Benenati fue uno de los pioneros de la especialidad en nuestro medio. Después de un breve pasaje por la cirugía general, usufructuando la beca Artigas de la Universidad y una beca del British Council, concurrió al Reino Unido en 1959, a especializarse en Cirugía Plástica. A su retorno entró como especialista en el MSP, actuando en el Hospital Pasteur, donde creó y dirigió por muchos años el Servicio de Cirugía Plástica. En él se formaron, entre muchos otros Cirujanos Plásticos, Enrique y Gonzalo Fossati.
Enrique Fossati Introzzi, hijo de Américo Fossati Benenati y Herminia Introzzi, se recibió de médico en 1973, hizo su postgrado en el Pasteur y luego –durante 4 años- realizó varios viajes de especialización, sobre todo en cirugía de la mano y microcirugía, en Argentina, Brasil, Francia, EEUU y Japón. A su regreso se reintegró al Pasteur y desarrolló actividades en la Central de servicios Médicos del Banco de Seguros, el Hospital Pereira Rossell, el Instituto de Reumatología y el Hospital Británico, donde hoy dirige el Departamento de Cirugía Plástica. Junto con su esposa Ana Inés, realizaron las primeras investigaciones genealógicas de la familia, con una tenacidad digna de aplausos.
Gonzalo Fossati Avilés, hijo de Guillermo Fossati Benenati y Marta Avilés, se recibió de médico en 1986 y se orientó a la Cirugía Plástica y Reparadora -especialidad que vivió desde niño en el ambiente familiar- desde el inicio de su carrera. Realizó sus años de postgrado en el Servicio del Hospital Pasteur y obtuvo su título de Cirujano Plástico en julio de 1990. Había realizado previamente, en 1989, una pasantía por la clínica del Dr. Ivo Pitanguy, en Río de Janeiro. Una vez graduado, continuó actuando, en labores asistenciales y docentes, en el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Pasteur y en el presente año 2008, al renunciar el Dr. Irigaray a la Jefatura del Servicio, quedó a su cargo la dirección del mismo.
Staff del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Pasteur.
Los Américos Fossati (III).
Estos son los cinco Fossatis uruguayos que llevaron o llevan Américo como segundo nombre. Por orden cronológico de sus fechas de nacimiento, el primero fue Julio Américo Fossati Caubarrère (por el momento no disponemos de su foto), de la 3ª generación uruguaya con el apellido, Carlos Américo Gómez Fossati, Roberto Américo Fossati Soares de Lima y Guillermo Américo Fossati Avilés, todos ellos de la 4ª generación y finalmente, de la generación siguiente, Marcelo Américo Fossati Crosa.
Estos son los cinco Fossatis uruguayos que llevaron o llevan Américo como segundo nombre. Por orden cronológico de sus fechas de nacimiento, el primero fue Julio Américo Fossati Caubarrère (por el momento no disponemos de su foto), de la 3ª generación uruguaya con el apellido, Carlos Américo Gómez Fossati, Roberto Américo Fossati Soares de Lima y Guillermo Américo Fossati Avilés, todos ellos de la 4ª generación y finalmente, de la generación siguiente, Marcelo Américo Fossati Crosa.
lunes, 20 de octubre de 2008
Los Fossati en las profesiones de la salud (II).
Escribe la Dra. Ana María Fossatti Pons, de los Fossatti de Paysandú, descendientes de Carlo Fossati, llegado al País desde Cosseria:
Nací el 25/7/1931 en Paysandú. Mi padre era comerciante y mi madre modista. Mis abuelos y tíos vivían en la misma cuadra. Una familia muy unida de origen italiano. Fui a la escuela pública y al liceo departamental. Cuándo tenía 15 años murió mi madre. Siempre quise estudiar medicina, contra la opinión de mis tías, la mayoría maestras, que me aconsejaban quedarme en Paysandú y estudiar magisterio. En 1950 viajé a Montevideo y entré en la facultad de Medicina. Viví primero en casa de mi tío Héctor, pediatra y luego en una residencia estudiantil.
A los 20 años me convertí al catolicismo e hice mi primera comunión.
Mientras estudiaba fui ayudante de clase, primero en Histología y en 1955 en el servicio de cirugía del Prof. Eduardo Palma. En 1956 obtuve una beca y viajé a España a la Clínica de la Concepción del Dr. Jiménez Díaz. Retorné en el 59 a Montevideo y me recibí de médica. Volví a Europa en el año 1962 y en 1963-64 estudié y trabajé en Lovaina, Bélgica, en el Hospital Universitario Saint Pierre, donde daba clases de lenguas.
En esa época comencé a perder la audición del oído derecho y se me diagnosticó un neurinoma del acústico. Volví a Madrid a operarme en la clínica de la Concepción donde tenía muchos amigos. Como consecuencia de la operación quedé con una parálisis facial que fue luego corregida con un injerto de hipogloso, operación experimental ideada por un alumno de Ramón y Cajal que me la practicó en el hospital Universitario de Madrid.
Pensaba no regresar a Uruguay, pero cierto día, en una peluquería de una venezolana en la calle María de Molina, Madrid, me enteré que los uruguayos se iban del país porque había una gran crisis económica y resolví regresar. Me presenté a concursos en Salud Pública, en la Universidad, en Secundaria donde ejercí la docencia hasta los años 80 y finalmente en la Seguridad Social. Fue entonces que hice una investigación sobre la discapacidad permanente y la rehabilitación profesional y fundé Monami (Movimiento de recuperación del minusválido).
Cuando cumplí 50 años resolví hacer una experiencia monástica y durante 4 años estuve en el Carmelo de Montevideo estudiando la vida de los místicos y aprendiendo a orar. En 1985 volví a la vida activa y me centré en la rehabilitación comunitaria y en hacer que en nuestro país se cumplan los normas de las Naciones Unidas en materia de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Con esta finalidad organicé y animé varias instituciones, Monami, GLARP (capítulo uruguayo del Grupo Latinoamericano de Rehabilitación Profesional), Redespecial, Frater (Fraternidad cristiana de enfermos y personas con discapacidad) y últimamente IRISSC (Instituto de Rehabilitación Sico Social Comunitaria).
Espero seguir en esta lucha mientras Dios me dé salud y vida.
FOTO: La Dra. Ana María Fossatti entre la Profesora de Pediatría, Dra. Irma Gentile Ramos y el Dr. Guillermo Fossati Benenati
Escribe la Dra. Ana María Fossatti Pons, de los Fossatti de Paysandú, descendientes de Carlo Fossati, llegado al País desde Cosseria:
Nací el 25/7/1931 en Paysandú. Mi padre era comerciante y mi madre modista. Mis abuelos y tíos vivían en la misma cuadra. Una familia muy unida de origen italiano. Fui a la escuela pública y al liceo departamental. Cuándo tenía 15 años murió mi madre. Siempre quise estudiar medicina, contra la opinión de mis tías, la mayoría maestras, que me aconsejaban quedarme en Paysandú y estudiar magisterio. En 1950 viajé a Montevideo y entré en la facultad de Medicina. Viví primero en casa de mi tío Héctor, pediatra y luego en una residencia estudiantil.
A los 20 años me convertí al catolicismo e hice mi primera comunión.
Mientras estudiaba fui ayudante de clase, primero en Histología y en 1955 en el servicio de cirugía del Prof. Eduardo Palma. En 1956 obtuve una beca y viajé a España a la Clínica de la Concepción del Dr. Jiménez Díaz. Retorné en el 59 a Montevideo y me recibí de médica. Volví a Europa en el año 1962 y en 1963-64 estudié y trabajé en Lovaina, Bélgica, en el Hospital Universitario Saint Pierre, donde daba clases de lenguas.
En esa época comencé a perder la audición del oído derecho y se me diagnosticó un neurinoma del acústico. Volví a Madrid a operarme en la clínica de la Concepción donde tenía muchos amigos. Como consecuencia de la operación quedé con una parálisis facial que fue luego corregida con un injerto de hipogloso, operación experimental ideada por un alumno de Ramón y Cajal que me la practicó en el hospital Universitario de Madrid.
Pensaba no regresar a Uruguay, pero cierto día, en una peluquería de una venezolana en la calle María de Molina, Madrid, me enteré que los uruguayos se iban del país porque había una gran crisis económica y resolví regresar. Me presenté a concursos en Salud Pública, en la Universidad, en Secundaria donde ejercí la docencia hasta los años 80 y finalmente en la Seguridad Social. Fue entonces que hice una investigación sobre la discapacidad permanente y la rehabilitación profesional y fundé Monami (Movimiento de recuperación del minusválido).
Cuando cumplí 50 años resolví hacer una experiencia monástica y durante 4 años estuve en el Carmelo de Montevideo estudiando la vida de los místicos y aprendiendo a orar. En 1985 volví a la vida activa y me centré en la rehabilitación comunitaria y en hacer que en nuestro país se cumplan los normas de las Naciones Unidas en materia de igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Con esta finalidad organicé y animé varias instituciones, Monami, GLARP (capítulo uruguayo del Grupo Latinoamericano de Rehabilitación Profesional), Redespecial, Frater (Fraternidad cristiana de enfermos y personas con discapacidad) y últimamente IRISSC (Instituto de Rehabilitación Sico Social Comunitaria).
Espero seguir en esta lucha mientras Dios me dé salud y vida.
FOTO: La Dra. Ana María Fossatti entre la Profesora de Pediatría, Dra. Irma Gentile Ramos y el Dr. Guillermo Fossati Benenati
sábado, 18 de octubre de 2008
Los Agrónomos Fossati en Uruguay. Notas autobiográficas (I).
Claudio Guillermo Williman Fossati.
Soy hijo de Raquel Fossati Gutiérrez y José Claudio Williman Ramírez. Nací en 1953, el primogénito de dicho matrimonio y tengo un hermano, Pablo, que nació en 1956. Posteriormente mi padre se volvió a casar y tengo 4 medios hermanos. Pablo está casado con Dora Antoni, tiene dos hijos, Carla y Guillermo y un nieto, Agustín, hijo de Carla.
Mi tía y querida madrina, Nirvana Fossati Gutiérrez, falleció un par de años atrás. Su único hijo, Julio Granato Fossati, es un primo muy querido, casado, con tres hijos y dos nietos.
Mi otro tío, Hugo Fossati Gutiérrez, también fallecido en la década de los 90´, dejó una gran descendencia, son los 7 hermanos Fossati Picún, con alguno de los cuales nos vemos más seguido. Cuando nos reencontramos, la pasamos muy bien, recordando la infancia y pre adolescencia.
Yo me recibí de Ingeniero Agrónomo en la UDELAR en el año 1978, luego de pasar por el Elbio Fernández y el Colegio Alemán e hice mi primer curso de posgrado en 1980 en la OEA, sobre "Formulación y Evaluación de Proyectos de Inversión". Más recientemente hice la Maestría en Administración de Agronegocios en la Universidad de Belgrano de Argentina (2002 a 2004).
A mediados de los 70, cuando todavía era estudiante comencé a dar clases en la Facultad de Agronomía y en la UTU de Colón y una vez recibido comencé a trabajar en los campos de mi abuelo paterno, el Arq. José Claudio Williman, en Tacuarembó y Durazno. Siempre alterné la profesión con la docencia, integrando el staff de profesores del Instituto Técnico de Ciencias Agrarias (ITCA) desde su fundación en 1976 por el Prof. Enrique Martínez Gallardo, el Dr. Guillermo García Costa y mi viejo el Dr. José Claudio Williman.
En el ITCA, fui profesor, Secretario (1982) y Director (1987) y en 1995, cuando el ITCA se integró al proyecto de la Universidad de la Empresa (UDE) como "Facultad de Ciencias Agrarias", fui su primer Decano. En 1998 pasé a actuar como Vice Rector de la UDE y en el 2002 volví como Decano, puesto que ocupo en la actualidad. Mantuve mi actividad profesional hasta 1998, cuando la labor educativa me absorbió por completo. Hoy en día estoy totalmente dedicado a la Dirección de la Facultad, la docencia y la representación para la UDE en todo lo que es Acreditación Universitaria –como Par Evaluador en Agronomía- para Uruguay y el Mercosur.
Me casé en 1976 con Olga María Sienra Cicalese, con la cual llevamos 32 felices años de casados. La boda fue el 26 de febrero de 1976, y en abril, en plena Semana Santa, estando mi señora andando a caballo, empezó con náuseas. Creyó que era el cordero del mediodía, pero era nuestro primer hijo: José Claudio, que hoy, con 31 años, está casado y espera su primogénito para diciembre: va a ser Claudio Williman Silva, el 6° Claudio primogénito en el Uruguay (el primero fue el Presidente Claudio Williman González). En 1978 nació nuestro segundo hijo Juan Raúl, hoy con 29 años, también casado y hace 3 meses su señora dio a luz a Malena, nuestra primera nieta. Así que con mi señora somos felices abuelos y si Dios quiere a fin de año tendremos dos nietos en nuestros brazos. Mi señora, además de excelente madre, esposa y gran cocinera, es Psicóloga, y trabaja exitosamente en clínica de adultos desde hace 20 años.
Nuestros hijos fueron buenos estudiantes, José Claudio es Licenciado en Marketing y está a 2 exámenes de ser Contador Público. Juan Raúl se recibió de abogado a los 24 años, ha heredado el estudio del abuelo y le gusta la política. Los dos tienen pasión por la docencia, siendo muy buenos profesores y si bien tienen otras actividades, dan clase en la UDE y en otras instituciones del medio.
Como hobbie me gusta leer Historia, andar a caballo y nadar. Me apasiona hacerlo en el mar, por lo cual en todos los viajes (otra pasión que compartimos con mi señora) aprovecho para nadar en mares y océanos. Bueno con esto colaboro para dar a conocer algunos de los principales aspectos de mi vida y de mi familia. Un abrazo para todos los Fossati.
Claudio Guillermo Williman Fossati.
Soy hijo de Raquel Fossati Gutiérrez y José Claudio Williman Ramírez. Nací en 1953, el primogénito de dicho matrimonio y tengo un hermano, Pablo, que nació en 1956. Posteriormente mi padre se volvió a casar y tengo 4 medios hermanos. Pablo está casado con Dora Antoni, tiene dos hijos, Carla y Guillermo y un nieto, Agustín, hijo de Carla.
Mi tía y querida madrina, Nirvana Fossati Gutiérrez, falleció un par de años atrás. Su único hijo, Julio Granato Fossati, es un primo muy querido, casado, con tres hijos y dos nietos.
Mi otro tío, Hugo Fossati Gutiérrez, también fallecido en la década de los 90´, dejó una gran descendencia, son los 7 hermanos Fossati Picún, con alguno de los cuales nos vemos más seguido. Cuando nos reencontramos, la pasamos muy bien, recordando la infancia y pre adolescencia.
Yo me recibí de Ingeniero Agrónomo en la UDELAR en el año 1978, luego de pasar por el Elbio Fernández y el Colegio Alemán e hice mi primer curso de posgrado en 1980 en la OEA, sobre "Formulación y Evaluación de Proyectos de Inversión". Más recientemente hice la Maestría en Administración de Agronegocios en la Universidad de Belgrano de Argentina (2002 a 2004).
A mediados de los 70, cuando todavía era estudiante comencé a dar clases en la Facultad de Agronomía y en la UTU de Colón y una vez recibido comencé a trabajar en los campos de mi abuelo paterno, el Arq. José Claudio Williman, en Tacuarembó y Durazno. Siempre alterné la profesión con la docencia, integrando el staff de profesores del Instituto Técnico de Ciencias Agrarias (ITCA) desde su fundación en 1976 por el Prof. Enrique Martínez Gallardo, el Dr. Guillermo García Costa y mi viejo el Dr. José Claudio Williman.
En el ITCA, fui profesor, Secretario (1982) y Director (1987) y en 1995, cuando el ITCA se integró al proyecto de la Universidad de la Empresa (UDE) como "Facultad de Ciencias Agrarias", fui su primer Decano. En 1998 pasé a actuar como Vice Rector de la UDE y en el 2002 volví como Decano, puesto que ocupo en la actualidad. Mantuve mi actividad profesional hasta 1998, cuando la labor educativa me absorbió por completo. Hoy en día estoy totalmente dedicado a la Dirección de la Facultad, la docencia y la representación para la UDE en todo lo que es Acreditación Universitaria –como Par Evaluador en Agronomía- para Uruguay y el Mercosur.
Me casé en 1976 con Olga María Sienra Cicalese, con la cual llevamos 32 felices años de casados. La boda fue el 26 de febrero de 1976, y en abril, en plena Semana Santa, estando mi señora andando a caballo, empezó con náuseas. Creyó que era el cordero del mediodía, pero era nuestro primer hijo: José Claudio, que hoy, con 31 años, está casado y espera su primogénito para diciembre: va a ser Claudio Williman Silva, el 6° Claudio primogénito en el Uruguay (el primero fue el Presidente Claudio Williman González). En 1978 nació nuestro segundo hijo Juan Raúl, hoy con 29 años, también casado y hace 3 meses su señora dio a luz a Malena, nuestra primera nieta. Así que con mi señora somos felices abuelos y si Dios quiere a fin de año tendremos dos nietos en nuestros brazos. Mi señora, además de excelente madre, esposa y gran cocinera, es Psicóloga, y trabaja exitosamente en clínica de adultos desde hace 20 años.
Nuestros hijos fueron buenos estudiantes, José Claudio es Licenciado en Marketing y está a 2 exámenes de ser Contador Público. Juan Raúl se recibió de abogado a los 24 años, ha heredado el estudio del abuelo y le gusta la política. Los dos tienen pasión por la docencia, siendo muy buenos profesores y si bien tienen otras actividades, dan clase en la UDE y en otras instituciones del medio.
Como hobbie me gusta leer Historia, andar a caballo y nadar. Me apasiona hacerlo en el mar, por lo cual en todos los viajes (otra pasión que compartimos con mi señora) aprovecho para nadar en mares y océanos. Bueno con esto colaboro para dar a conocer algunos de los principales aspectos de mi vida y de mi familia. Un abrazo para todos los Fossati.
Los Fossati Cantores
Carlos Ma. y Roberto Fossati, son mucho mas que dos de los cinco hijos de Poto al que la vida premio como cantores, son los padres de varios hijos que “levantaron el guante”y siguieron su tradición.
Francisco, Alfonso, Ximena y yo, nos juntamos para cantar y continuar una tradición, venida por las dos líneas (los Fossati y los Soares de Lima).
Artísticamente, nacemos en setiembre de 1998 en el Teatro de la ciudad de Rivera, como conjunto, momento desde el cual no dejaremos de cantar hasta el día de hoy, cuando se nos da la oportunidad de participar en un disco todos juntos entre mezclados, primos, hijos, hermanos y sobrinos.
Roberto, Rosina, Fernando, Monica y Mercedes Fossati, todos ellos, primos tambien, hacen algo con guitarras, pianos y baterias.
A parte del conjunto, Alfonso es miembro del grupo Contramarca que ya va por su tercer disco, y yo, he editado, primero un disco solista “En Mi Tierra” y luego otro, continuando la otra tradición (partidaria), La Divisa, en el que participan los Fossati, y Ximena, en un tema cada uno.
“En Mi Tierra” es ese primer disco, donde uno no tiene experiencia ninguna, y lo que hace es armar lo que le sale, con el solo afán de divertirse y sacarse las ganas de hacer lo que mas le gusta, cantar.
La Divisa, es, literalmente, otro cantar….
Roberto también ha editado dos discos solistas, en los cuales le ha dado al grupo la posibilidad de participar, ellos son “Caricias del Abuelo” y “Con Fe e ilusiones”.
De Carlos Maria, decimos poco, ya que, al comprendernos en las generales de la Ley perderíamos la objetividad. De él, ya hablaremos mas adelante…..saludos.
Francisco, Alfonso, Ximena y yo, nos juntamos para cantar y continuar una tradición, venida por las dos líneas (los Fossati y los Soares de Lima).
Artísticamente, nacemos en setiembre de 1998 en el Teatro de la ciudad de Rivera, como conjunto, momento desde el cual no dejaremos de cantar hasta el día de hoy, cuando se nos da la oportunidad de participar en un disco todos juntos entre mezclados, primos, hijos, hermanos y sobrinos.
Roberto, Rosina, Fernando, Monica y Mercedes Fossati, todos ellos, primos tambien, hacen algo con guitarras, pianos y baterias.
A parte del conjunto, Alfonso es miembro del grupo Contramarca que ya va por su tercer disco, y yo, he editado, primero un disco solista “En Mi Tierra” y luego otro, continuando la otra tradición (partidaria), La Divisa, en el que participan los Fossati, y Ximena, en un tema cada uno.
“En Mi Tierra” es ese primer disco, donde uno no tiene experiencia ninguna, y lo que hace es armar lo que le sale, con el solo afán de divertirse y sacarse las ganas de hacer lo que mas le gusta, cantar.
La Divisa, es, literalmente, otro cantar….
Roberto también ha editado dos discos solistas, en los cuales le ha dado al grupo la posibilidad de participar, ellos son “Caricias del Abuelo” y “Con Fe e ilusiones”.
De Carlos Maria, decimos poco, ya que, al comprendernos en las generales de la Ley perderíamos la objetividad. De él, ya hablaremos mas adelante…..saludos.
viernes, 17 de octubre de 2008
Los nietos y bisnietos del Dr. Carlos Maria Fossati Benenati.
En una nota anterior sobre mi abuelo, se decia que habia conocido a dos de los que serian sus dieciocho nietos.
Todos somos: Alejandro, Diego, Santiago y Juan Andres Tortorella Fossati; Ximena, Nicolas, y Sebastian Fossati Crosta; Maria Clara, Juan Pablo y Florencia Bianchi Fossati; Roberto, Francisco, Rosina, Monica, Alfonso y Mercedes Fossati Piñeyrua; Juan Jose y Fernando Fossati Leaniz, pero la estirpe siguió creciendo y Poto y Lala tienen diez bisnietos y uno o una al llegar: Camila, Juan Pedro, Matias, Manuela, Facundo, Sebasitan, Mateo, Pierina, Agustina y Ma. Pia.
Nuestra prima Rosina, espera su tercer hijo...
En una nota anterior sobre mi abuelo, se decia que habia conocido a dos de los que serian sus dieciocho nietos.
Todos somos: Alejandro, Diego, Santiago y Juan Andres Tortorella Fossati; Ximena, Nicolas, y Sebastian Fossati Crosta; Maria Clara, Juan Pablo y Florencia Bianchi Fossati; Roberto, Francisco, Rosina, Monica, Alfonso y Mercedes Fossati Piñeyrua; Juan Jose y Fernando Fossati Leaniz, pero la estirpe siguió creciendo y Poto y Lala tienen diez bisnietos y uno o una al llegar: Camila, Juan Pedro, Matias, Manuela, Facundo, Sebasitan, Mateo, Pierina, Agustina y Ma. Pia.
Nuestra prima Rosina, espera su tercer hijo...
Los Fossati y el Poder Judicial.
Desde las primeras generaciones de Fossatis en el Uruguay, data la vinculación de algunos de ellos con las actividades judiciales. El precursor ha de haber sido Don Antonio Fossati Arnelli, que había iniciado -aunque no culminado- sus estudios jurídicos y al radicarse en el Chuy, fue electo Juez de Paz de su localidad en varias oportunidades - por el voto de sus vecinos, como se estilaba en la época- y le tocó actuar, como ya ha sido señalado, en algunos casos muy resonantes de su zona.
Salteándonos una generación, Leonidas Fossati Caubarrère,“Willy” para su familia y amigos, era abogado –como lo había sido su padre, Leonidas Fossati Rosselli y como lo sería su hijo mayor, Leonidas Fossati Martínez – y tuvo una prolongada actuación en la fiscalía. En la foto -tomada el día del sepelio de su primo hermano, Américo Leonidas Fossati Benenati, se le ve de perfil, por delante de su madre, doña Julia Caubarrère de Fossati.
Más recientemente, la menor de los Fossati-Avilés, María Gabriela (foto), también abogada, entró en el Poder Judicial en 1991 como Secretaria de Juez Letrado de Montevideo; actuó luego como Jueza de Paz en Santa Lucía y Maldonado y finalmente, cambiando su orientación, desde 1999 desempeña el cargo de Fiscal Letrada, primero en Florida, luego en Maldonado y actualmente en Canelones.
Seguramente han de haber otros Fossati que trabajaron o trabajan en este campo. Bienvenidos los aportes que complementen esta reseña inicial sobre el tema.
Desde las primeras generaciones de Fossatis en el Uruguay, data la vinculación de algunos de ellos con las actividades judiciales. El precursor ha de haber sido Don Antonio Fossati Arnelli, que había iniciado -aunque no culminado- sus estudios jurídicos y al radicarse en el Chuy, fue electo Juez de Paz de su localidad en varias oportunidades - por el voto de sus vecinos, como se estilaba en la época- y le tocó actuar, como ya ha sido señalado, en algunos casos muy resonantes de su zona.
Salteándonos una generación, Leonidas Fossati Caubarrère,“Willy” para su familia y amigos, era abogado –como lo había sido su padre, Leonidas Fossati Rosselli y como lo sería su hijo mayor, Leonidas Fossati Martínez – y tuvo una prolongada actuación en la fiscalía. En la foto -tomada el día del sepelio de su primo hermano, Américo Leonidas Fossati Benenati, se le ve de perfil, por delante de su madre, doña Julia Caubarrère de Fossati.
Más recientemente, la menor de los Fossati-Avilés, María Gabriela (foto), también abogada, entró en el Poder Judicial en 1991 como Secretaria de Juez Letrado de Montevideo; actuó luego como Jueza de Paz en Santa Lucía y Maldonado y finalmente, cambiando su orientación, desde 1999 desempeña el cargo de Fiscal Letrada, primero en Florida, luego en Maldonado y actualmente en Canelones.
Seguramente han de haber otros Fossati que trabajaron o trabajan en este campo. Bienvenidos los aportes que complementen esta reseña inicial sobre el tema.
jueves, 16 de octubre de 2008
Silvio León Fossati Ventura (III).
Algunas de las marcas de tabaco fabricadas en el Chuy por Don Silvio y su familia.
El "Puritano", tabaco negro, mostraba la efigie del caballo de dicho nombre, el mejor ganador de todos los que había tenido en propiedad y se hacía con los tabacos de Cerrito; se vendía -como se aprecia en la foto- a solamente $4.00 el paquete (¡eran otros pesos!).
El "Don Antonio", era un tabaco rubio, "amarellinho", fabricado con tabacos Piquiri y venía en dos presentaciones: en paquete de papel o en una elegante lata (foto) con la efigie de su padre -don Antonio Fossati Arnelli (2º hijo de Leonardo Fossati Botta y 7º de Magdalena Arnelli Pessano)- que fuera el fundador de la estirpe rochense de la familia y uno de los primeros pobladores de los que sería después el pueblo del Chuy.
Algunas de las marcas de tabaco fabricadas en el Chuy por Don Silvio y su familia.
El "Puritano", tabaco negro, mostraba la efigie del caballo de dicho nombre, el mejor ganador de todos los que había tenido en propiedad y se hacía con los tabacos de Cerrito; se vendía -como se aprecia en la foto- a solamente $4.00 el paquete (¡eran otros pesos!).
El "Don Antonio", era un tabaco rubio, "amarellinho", fabricado con tabacos Piquiri y venía en dos presentaciones: en paquete de papel o en una elegante lata (foto) con la efigie de su padre -don Antonio Fossati Arnelli (2º hijo de Leonardo Fossati Botta y 7º de Magdalena Arnelli Pessano)- que fuera el fundador de la estirpe rochense de la familia y uno de los primeros pobladores de los que sería después el pueblo del Chuy.
jueves, 9 de octubre de 2008
Silvio León Fossati Ventura (II).
Escribe Sonia Fossati Silveira de Eizmendi:
Casado con Juana Dolores Silveira Dondero (la Nena) en 1919 y muy pronto padre de familia, la turbulencia de su juventud se llamó a sosiego. Aunque no por ello dejó de vibrar su pasión política y muchos años más tarde, cuando la dictadura de Terra, blanco independiente y opositor, ayudaba a los batllistas perseguidos a pasar la frontera.
Ya con varios hijos, en 1923 sucedió en el pueblo un acontecimiento, que le cambió su rumbo. Adquirió en un remate judicial una importante carga de tabaco requisada por la aduana y asesorado por un amigo brasilero, hijo y yerno de alemanes residente en Pelotas, seu Luiz Gütschov, hizo experiencias y poco después –en 1925-instalaba su fábrica de tabaco. Le puso el nombre de su padre, Don Antonio, que lucía en grandes letras blancas en el techo del edificio. Hacía un tabaco negro, al que llamó “Puritano”, recordando al mejor pingo que había tenido (era muy aficionado a las carreras de caballos) y otro rubio, el “Don Antonio”.
Tuvo gran éxito comercial y su tabaco se vendía en todo el país. Su cuñado, Raúl Machado –casado con su hermana Dea- desde Rocha lo distribuía en la zona este y su hermano Dantón, que se había mudado a La Paz, tras casarse con la tía Leonor, en los alrededores de la capital. En la tabacalería “Derby”, frente al palacio municipal, se le veía siempre en un lugar preferente de su vidriera.
Una foto histórica: el decomiso del tabaco: frente al edificio de la aduana del Chuy, la hilera de caballos con sus alforjas repletas; al frente - a la izquierda- los contrabandistas (un paisano con sus hijos); al medio, los aduaneros; luego los policías actuantes y en el extremo derecho de la foto Don Silvio Fossati.
A principios de los 30, Gregorio García, constructor del parador San Miguel y otras obras, terminó la fachada común a la fábrica de tabaco y a la de café –más modesta- que la continuaba y también el patio con su aljibe, en casa. En el terreno que se extendía entre la fábrica y la casa paterna, había tangerinos, variedad de naranjos, laureles, arazás, guayabos, una quinta de hortalizas y un enorme parral; mucho espacio. En el terreno contiguo, la higuera, el coronilla –donde dormían las gallinas- y el galponcito de la vaca.
Por esa fecha Silvio perdió una vez en las carreras todo el dinero destinado a la importación de tabaco. Seu Luiz se lo mandó igual de fiado; eran amigos verdaderos.
Por esos años también, trajo a vivir a casa a Tono (su padre), con sus dos hijos aún solteros, dada la imposibilidad de convivencia con su yerno, Leopoldo Vogler, a quien había dado cobijo cuando se casó con tía Laura. Ella nunca más vio a su padre ni habló con sus hermanos. Pero eso no obstó a que los primos nos juntáramos y tratáramos. A fines de los 30 se acogió en casa a mi abuela materna y a mi tía Inés. Silvio, con su serenidad, su paciencia y su ternura fue el amparo de todos. Curaba casi con su presencia o con obleas vacías de la farmacia. Ponía lentes..."los oculistas es lo que hacen, probar...”. Transmitía seguridad.
Amó a su pueblo con el arraigo que yo heredé. Siempre predominó en él la modestia y me he venido a enterar por terceros todo lo que él apoyó. Estuvo en todo lo que surgía. Construía casas, a pagar con un modesto alquiler y nunca se sabrá si totalmente. Fue factor importante en la construcción del Club Social (y en su organización, estatutos, etc.). Construyó el local para el Banco de la República, por los años 50. Amplió progresivamente el liceo, que se había iniciado en un local cedido por don Samuel Priliac y consiguió con otras personas que se construyera el cementerio...”ahora puedo estar tranquilo, ni muerto me van a sacar de aquí”.
Festejó varias veces sus bodas de oro, porque pensaba no llegar. Las verdaderas finalmente las festejaron el 31 de enero de 1969. Falleció el 7 de febrero de 1975, un mes antes de que yo volviera a casa.
Escribe Sonia Fossati Silveira de Eizmendi:
Casado con Juana Dolores Silveira Dondero (la Nena) en 1919 y muy pronto padre de familia, la turbulencia de su juventud se llamó a sosiego. Aunque no por ello dejó de vibrar su pasión política y muchos años más tarde, cuando la dictadura de Terra, blanco independiente y opositor, ayudaba a los batllistas perseguidos a pasar la frontera.
Ya con varios hijos, en 1923 sucedió en el pueblo un acontecimiento, que le cambió su rumbo. Adquirió en un remate judicial una importante carga de tabaco requisada por la aduana y asesorado por un amigo brasilero, hijo y yerno de alemanes residente en Pelotas, seu Luiz Gütschov, hizo experiencias y poco después –en 1925-instalaba su fábrica de tabaco. Le puso el nombre de su padre, Don Antonio, que lucía en grandes letras blancas en el techo del edificio. Hacía un tabaco negro, al que llamó “Puritano”, recordando al mejor pingo que había tenido (era muy aficionado a las carreras de caballos) y otro rubio, el “Don Antonio”.
Tuvo gran éxito comercial y su tabaco se vendía en todo el país. Su cuñado, Raúl Machado –casado con su hermana Dea- desde Rocha lo distribuía en la zona este y su hermano Dantón, que se había mudado a La Paz, tras casarse con la tía Leonor, en los alrededores de la capital. En la tabacalería “Derby”, frente al palacio municipal, se le veía siempre en un lugar preferente de su vidriera.
Una foto histórica: el decomiso del tabaco: frente al edificio de la aduana del Chuy, la hilera de caballos con sus alforjas repletas; al frente - a la izquierda- los contrabandistas (un paisano con sus hijos); al medio, los aduaneros; luego los policías actuantes y en el extremo derecho de la foto Don Silvio Fossati.
A principios de los 30, Gregorio García, constructor del parador San Miguel y otras obras, terminó la fachada común a la fábrica de tabaco y a la de café –más modesta- que la continuaba y también el patio con su aljibe, en casa. En el terreno que se extendía entre la fábrica y la casa paterna, había tangerinos, variedad de naranjos, laureles, arazás, guayabos, una quinta de hortalizas y un enorme parral; mucho espacio. En el terreno contiguo, la higuera, el coronilla –donde dormían las gallinas- y el galponcito de la vaca.
Por esa fecha Silvio perdió una vez en las carreras todo el dinero destinado a la importación de tabaco. Seu Luiz se lo mandó igual de fiado; eran amigos verdaderos.
Por esos años también, trajo a vivir a casa a Tono (su padre), con sus dos hijos aún solteros, dada la imposibilidad de convivencia con su yerno, Leopoldo Vogler, a quien había dado cobijo cuando se casó con tía Laura. Ella nunca más vio a su padre ni habló con sus hermanos. Pero eso no obstó a que los primos nos juntáramos y tratáramos. A fines de los 30 se acogió en casa a mi abuela materna y a mi tía Inés. Silvio, con su serenidad, su paciencia y su ternura fue el amparo de todos. Curaba casi con su presencia o con obleas vacías de la farmacia. Ponía lentes..."los oculistas es lo que hacen, probar...”. Transmitía seguridad.
Amó a su pueblo con el arraigo que yo heredé. Siempre predominó en él la modestia y me he venido a enterar por terceros todo lo que él apoyó. Estuvo en todo lo que surgía. Construía casas, a pagar con un modesto alquiler y nunca se sabrá si totalmente. Fue factor importante en la construcción del Club Social (y en su organización, estatutos, etc.). Construyó el local para el Banco de la República, por los años 50. Amplió progresivamente el liceo, que se había iniciado en un local cedido por don Samuel Priliac y consiguió con otras personas que se construyera el cementerio...”ahora puedo estar tranquilo, ni muerto me van a sacar de aquí”.
Festejó varias veces sus bodas de oro, porque pensaba no llegar. Las verdaderas finalmente las festejaron el 31 de enero de 1969. Falleció el 7 de febrero de 1975, un mes antes de que yo volviera a casa.
miércoles, 8 de octubre de 2008
Descendientes de Silvio Fossati Ventura y Juana Dolores Silveira.
FOTO de FAMILIA: En las dos filas de atrás, los hijos e hijas con sus parejas, desde la izquierda: Mario Fernández y Tura; Mojo Eizmendi y Sonia; medio oculto por ésta, Alem y por delante, Clotilde; luego Piré y Ninita Eguren; Tito Fernández y Silvia; Ariel Lara y Deíta y finalmente Armando y Nenena Casella. En el medio de la foto, don Silvio y doña Nena. Por delante, los nietos: en el ángulo inferior izquierdo, Julio Alem y Paquín; los cuatro del centro de la primera fila: Saúl, Dantón, Silvio y Marina; detrás de ellos, desde la izquierda: Mariano (entre Tura y Sonia), Tania, Dolores, Sonia Amalia, Nelda, Katia y Silvita. (faltan 5 de los 18 nietos)
FOTO de FAMILIA: En las dos filas de atrás, los hijos e hijas con sus parejas, desde la izquierda: Mario Fernández y Tura; Mojo Eizmendi y Sonia; medio oculto por ésta, Alem y por delante, Clotilde; luego Piré y Ninita Eguren; Tito Fernández y Silvia; Ariel Lara y Deíta y finalmente Armando y Nenena Casella. En el medio de la foto, don Silvio y doña Nena. Por delante, los nietos: en el ángulo inferior izquierdo, Julio Alem y Paquín; los cuatro del centro de la primera fila: Saúl, Dantón, Silvio y Marina; detrás de ellos, desde la izquierda: Mariano (entre Tura y Sonia), Tania, Dolores, Sonia Amalia, Nelda, Katia y Silvita. (faltan 5 de los 18 nietos)
Los 7 hijos y los 18 nietos de Don Silvio, parte de la 3ª y 4ª generación uruguaya de los descendientes de Antonio Fossati Arnelli y María Higinia Ventura Rodríguez Correa. Un octavo hijo, Saúl, el 6º por orden cronológico, falleció de niño. Curiosamente, fueron llegando de a parejas -niña/varón- las niñas siempre primero. (María Ventura es Tura, Ruben Antonio es Piré y Dea Inés, Deíta), (Silvio Joaquín es Paquín y Cástulo (hijo) es Neno).
Silvio León Fossati Ventura (I).
Escribe Sonia Fossati Silveira de Eizmendi:
Nació el 21 de Abril de 1890, en el Chuy, el primer hijo de don Antonio Fossati Arnelli y el primer nieto de don León Ventura, que moriría poco después. Era un niño muy despierto y se contaba, que cuando el abuelo le llevaba en brazos a su comercio, le golpeaba la lata de las galletitas, reclamando la suya, cuando no había cumplido el año.
El 25 de agosto de 1895, en el marco de los festejos patrios, le tocó al niño Silvio, recitar “El entonao”, de Elías Regules. En los ensayos se equivocaba siempre en una palabra y su hermanito Dantón, un año menor, le corregía. “Si me equivoco y me corriges, ¡te pego un piñazo!”; se equivocó…le corrigió…y se ligó el piñazo, en plena fiesta patria. ¡Tenía 5 años! (En la foto, de marineritos, Silvio de 6 años, a la izquierda y Dantón, de 5 años, reclinado sobre él)
En 1900, la familia se instaló en la casa que su padre se había hecho construir, en la esquina de las actuales calles Elías Luzardo y Samuel Priliac.
Su madre y su tío menor, Bernardo Ventura Rodríguez, eran fervientes adeptos de Aparicio Saravia, pasión que él compartía y cuando el alzamiento de 1904, Bernardo, que vivía en Castillos era el Comandante de la zona y reunía revolucionarios para unirse al caudillo. Él planeó irse en secreto: “tengo caballo y le robé el poncho a mi padre”…pero su tío le convenció -tenía 14 años- de no hacerlo: recién había nacido su hermano menor, Amílcar, “y tu ida puede hacerle mal a tu adorada madre”.
En 1910 se proyecta otro levantamiento blanco. Silvio tiene ahora 20 años y le toca juntar gente para tomar la comisaría. El comisario, colorado por supuesto, era un gran amigo. Arregla con gente de su estricta confianza que tiraran unos tiros por el lado del arroyo, para que el comisario saliera y quedara a salvo de su acción. La lealtad era una de las bases de su personalidad. La clave para iniciar la acción sería un telegrama: “va encomienda en la diligencia de Olivera”. El telegrama nunca llegó; habían “entregado” la cosa por Pan de Azúcar.
Por esa época fue el episodio de cuando se lo llevó el mar en la Coronilla y estuvo más de 12 horas mar adentro. “Nunca perdí de vista la costa…trataba de vencer la corriente y si no podía, hacía la plancha o andaba a favor…así como me entró, en algún lugar me va a sacar…veía como me buscaban”. En la noche, con faroles, buscaban el cuerpo del ahogado…y le encontraron, ¡había salido por sus propios medios!
De esa época también, fue el duelo que casi le dejó sin vida. Era amigo de un estanciero brasilero, que incluso solía dejar su caballo y aperos en el hotel (que Silvio había abierto a los 18 años), cuando tenía que tomar la diligencia para ir a Santa Victoria. En una oportunidad, estando borracho, habló mal de su padre. Le esperó para pedirle cuentas en el paso del arroyo. Se apearon y descargaron –“al bulto”- sus revólveres. El otro echó mano a su cuchillo y él, zurdo, enganchó una espuela en el poncho y cayó de espaldas; el arma de su rival le abrió el vientre y le dejó tendido por muerto. Alguien que venía de Santa Victoria, se acercó al lugar, alertado por los disparos, le recogió y le llevó a la aduana, donde la esposa del receptor lo vendó con sábanas cortadas. Toda su vida convivió con su “hernia”, que contenía con una faja sobre la cicatriz que le cruzaba el vientre de lado a lado.
En ocasión de un acto eleccionario, había que cruzar el arroyo San Miguel para ir a votar a 18 de Julio. La balsa estaba siempre para los colorados. Se acababa el día...Silvio hizo formar a los suyos, armas en mano, en medialuna en torno al embarcadero...y pasaron todos los blancos.
Un día una vecina del pueblo, Pilar Armendáriz, le mostró a una joven por una ventana: “con esa te vas a casar". Era Juana Dolores Silveira, entonces de 16 años. Pilar fue la que le llevó el primer “billete” del buen mozo. Y en enero, cuando ya Silvio se acercaba a los 30 años (foto), se casaron. Atrás quedaba una turbulenta juventud. En el año siguiente -1919- moriría su adorada madre y nacería su hija mayor, a la que llamó con el nombre y apellido de aquella, María Ventura. (“Tura” para su familia y amigos). Había llegado la hora de la madurez, que será objeto de otro relato.
Escribe Sonia Fossati Silveira de Eizmendi:
Nació el 21 de Abril de 1890, en el Chuy, el primer hijo de don Antonio Fossati Arnelli y el primer nieto de don León Ventura, que moriría poco después. Era un niño muy despierto y se contaba, que cuando el abuelo le llevaba en brazos a su comercio, le golpeaba la lata de las galletitas, reclamando la suya, cuando no había cumplido el año.
El 25 de agosto de 1895, en el marco de los festejos patrios, le tocó al niño Silvio, recitar “El entonao”, de Elías Regules. En los ensayos se equivocaba siempre en una palabra y su hermanito Dantón, un año menor, le corregía. “Si me equivoco y me corriges, ¡te pego un piñazo!”; se equivocó…le corrigió…y se ligó el piñazo, en plena fiesta patria. ¡Tenía 5 años! (En la foto, de marineritos, Silvio de 6 años, a la izquierda y Dantón, de 5 años, reclinado sobre él)
En 1900, la familia se instaló en la casa que su padre se había hecho construir, en la esquina de las actuales calles Elías Luzardo y Samuel Priliac.
Su madre y su tío menor, Bernardo Ventura Rodríguez, eran fervientes adeptos de Aparicio Saravia, pasión que él compartía y cuando el alzamiento de 1904, Bernardo, que vivía en Castillos era el Comandante de la zona y reunía revolucionarios para unirse al caudillo. Él planeó irse en secreto: “tengo caballo y le robé el poncho a mi padre”…pero su tío le convenció -tenía 14 años- de no hacerlo: recién había nacido su hermano menor, Amílcar, “y tu ida puede hacerle mal a tu adorada madre”.
En 1910 se proyecta otro levantamiento blanco. Silvio tiene ahora 20 años y le toca juntar gente para tomar la comisaría. El comisario, colorado por supuesto, era un gran amigo. Arregla con gente de su estricta confianza que tiraran unos tiros por el lado del arroyo, para que el comisario saliera y quedara a salvo de su acción. La lealtad era una de las bases de su personalidad. La clave para iniciar la acción sería un telegrama: “va encomienda en la diligencia de Olivera”. El telegrama nunca llegó; habían “entregado” la cosa por Pan de Azúcar.
Por esa época fue el episodio de cuando se lo llevó el mar en la Coronilla y estuvo más de 12 horas mar adentro. “Nunca perdí de vista la costa…trataba de vencer la corriente y si no podía, hacía la plancha o andaba a favor…así como me entró, en algún lugar me va a sacar…veía como me buscaban”. En la noche, con faroles, buscaban el cuerpo del ahogado…y le encontraron, ¡había salido por sus propios medios!
De esa época también, fue el duelo que casi le dejó sin vida. Era amigo de un estanciero brasilero, que incluso solía dejar su caballo y aperos en el hotel (que Silvio había abierto a los 18 años), cuando tenía que tomar la diligencia para ir a Santa Victoria. En una oportunidad, estando borracho, habló mal de su padre. Le esperó para pedirle cuentas en el paso del arroyo. Se apearon y descargaron –“al bulto”- sus revólveres. El otro echó mano a su cuchillo y él, zurdo, enganchó una espuela en el poncho y cayó de espaldas; el arma de su rival le abrió el vientre y le dejó tendido por muerto. Alguien que venía de Santa Victoria, se acercó al lugar, alertado por los disparos, le recogió y le llevó a la aduana, donde la esposa del receptor lo vendó con sábanas cortadas. Toda su vida convivió con su “hernia”, que contenía con una faja sobre la cicatriz que le cruzaba el vientre de lado a lado.
En ocasión de un acto eleccionario, había que cruzar el arroyo San Miguel para ir a votar a 18 de Julio. La balsa estaba siempre para los colorados. Se acababa el día...Silvio hizo formar a los suyos, armas en mano, en medialuna en torno al embarcadero...y pasaron todos los blancos.
Un día una vecina del pueblo, Pilar Armendáriz, le mostró a una joven por una ventana: “con esa te vas a casar". Era Juana Dolores Silveira, entonces de 16 años. Pilar fue la que le llevó el primer “billete” del buen mozo. Y en enero, cuando ya Silvio se acercaba a los 30 años (foto), se casaron. Atrás quedaba una turbulenta juventud. En el año siguiente -1919- moriría su adorada madre y nacería su hija mayor, a la que llamó con el nombre y apellido de aquella, María Ventura. (“Tura” para su familia y amigos). Había llegado la hora de la madurez, que será objeto de otro relato.
martes, 7 de octubre de 2008
Fotos para la historia
Dos imágenes muy pintorescas de mi padre, Américo, en paseos al campo y en pesquerías.
La otra foto es un documento. Las "cachilas" que conseguían o incluso compraban y despues vendían para esos paseos al campo. ¡Que época!
En una, mi padre a caballo (él tambien lo hacía), acompañado de Catica Roldós, sobrino de mi madre y mano derecha de mi padre, en muchas de esas aventuras.
La otra foto es un documento. Las "cachilas" que conseguían o incluso compraban y despues vendían para esos paseos al campo. ¡Que época!
lunes, 6 de octubre de 2008
Los arquitectos Fossati (II).
Escribe Guillermo Fossati Benenati:
En este Blog, en el que se intentan reunir datos sobre los Fossati que llegaron en el siglo XIX a nuestro país y sus descendientes, en una entrada previa sobre “arquitectos Fossati”, se mencionó a María del Rosario Fossati Avilés, hija mía, y me ha parecido interesante comentar brevemente un aspecto bastante particular, de su actividad.
En el año 1976, a la edad de 17 años, tuvo la suerte de participar en ese programa de intercambio de jóvenes que se llama “Youth for Understanding”, entre nuestro país y los Estados Unidos y se le designó, como lugar para vivir, la casa de una familia en Grass Valley, California. En ese momento y en ese lugar conoció un hobby, las casas de muñecas o “Dollhouses” y se entusiasmó con el tema. Su interés era en serio y siguió vinculada al mismo a través de revistas, siempre diciendo: “algún día voy a poner una empresa con este tema”.
De la teoría pasó a la práctica y en 1987 diseñó “Puzzles Tridimensionales”. Los primeros puzzles tridimensionales aparecieron en el mundo en 1993. Su primera incursión en el tema fueron modelos en cartón. Eran 28 piezas que se podían combinar para armar de diferentes maneras y se obtenían diferentes estilos de edificios. En el 2002 dio un paso importante, creando un puzzle del Hotel la Posada de la Misión de Tasco, Méjico. El prototipo lo hizo a mano y luego invitó a otra persona para descomponerlo en piezas utilizando la computadora. El modelo se armaba con 700 piezas, que se cortaban con un láser de CO2.
Nació así una empresa que la llevó a realizar varios viajes a Estados Unidos, país que junto con Canadá, fueron el principal destino comercial de su trabajo. Hoy están trabajando en un Museo del Patrimonio en Miniatura que abrirá sus puertas en el día del patrimonio de 2009.
Creo que María del Rosario es un excelente ejemplo de lo que es una vocación que nace en una jovencita y culmina tantos años después.
Escribe Guillermo Fossati Benenati:
En este Blog, en el que se intentan reunir datos sobre los Fossati que llegaron en el siglo XIX a nuestro país y sus descendientes, en una entrada previa sobre “arquitectos Fossati”, se mencionó a María del Rosario Fossati Avilés, hija mía, y me ha parecido interesante comentar brevemente un aspecto bastante particular, de su actividad.
En el año 1976, a la edad de 17 años, tuvo la suerte de participar en ese programa de intercambio de jóvenes que se llama “Youth for Understanding”, entre nuestro país y los Estados Unidos y se le designó, como lugar para vivir, la casa de una familia en Grass Valley, California. En ese momento y en ese lugar conoció un hobby, las casas de muñecas o “Dollhouses” y se entusiasmó con el tema. Su interés era en serio y siguió vinculada al mismo a través de revistas, siempre diciendo: “algún día voy a poner una empresa con este tema”.
De la teoría pasó a la práctica y en 1987 diseñó “Puzzles Tridimensionales”. Los primeros puzzles tridimensionales aparecieron en el mundo en 1993. Su primera incursión en el tema fueron modelos en cartón. Eran 28 piezas que se podían combinar para armar de diferentes maneras y se obtenían diferentes estilos de edificios. En el 2002 dio un paso importante, creando un puzzle del Hotel la Posada de la Misión de Tasco, Méjico. El prototipo lo hizo a mano y luego invitó a otra persona para descomponerlo en piezas utilizando la computadora. El modelo se armaba con 700 piezas, que se cortaban con un láser de CO2.
Nació así una empresa que la llevó a realizar varios viajes a Estados Unidos, país que junto con Canadá, fueron el principal destino comercial de su trabajo. Hoy están trabajando en un Museo del Patrimonio en Miniatura que abrirá sus puertas en el día del patrimonio de 2009.
Creo que María del Rosario es un excelente ejemplo de lo que es una vocación que nace en una jovencita y culmina tantos años después.
domingo, 5 de octubre de 2008
Alicia Fossati Benenati de Gómez Eirín.
La hija mayor de los que serían seis hermanos Fossati Benenati y en definitiva la única mujer de ellos, nació el 28 de abril de 1912 y fue inscripta y bautizada como Alicia María, pero siempre fue para toda su familia y amistades, primero Pochita y luego Pocha. Se educó en el colegio de las Hermanas Adoratrices, de la calle Mercedes, completando sus estudios secundarios con el aprendizaje del piano y de algunas manualidades que le serían de gran utilidad en etapas ulteriores de su vida.
Tenía una gran admiración por su padre, del que fue durante su adolescencia y juventud una suerte de secretaria vocacional. Al regresar el mismo de sus jornadas quirúrgicas, le dictaba las descripciones operatorias, que ella transcribía prolijamente en los libros que se llevaban a esos efectos y hasta muchos años después, era capaz de recitar de memoria aquellos procedimientos que se realizaban siguiendo una secuencia ordenada de acciones, siempre constantes.
Su contacto con su padre y tres hermanos médicos, la convirtieron en una "médica" más, lo que la llevaría posteriormente, adelantándose a los modernos conceptos de medicina preventiva, a darle a todos sus hijos, por indicación propia, larguísimas series de inyecciones de "calcio" y "vitaminas", año a año, para criarlos más sanos y fuertes.
Se ennovió muy joven con Carlos Gómez Eirín (foto) (Carlitos o Carlín para sus amigos), con quien se casó el 9 de noviembre de 1936 y con quien tuvo 4 hijos: Alicia, Carlos, Jorge y José Luis. Fue una madre ejemplar, no sólo para sus hijos, sino también para sus hermanos menores, que al fallecer sus padres tempranamente, pasaron a vivir con su hermana y su familia, convirtiéndose en una suerte de hermanos mayores para los Gómez Fossati. Pocha fue, como decía muy recientemente Enrique Fossati, “el centro de los Fossati Benenati y toda su familia”, y un apoyo permanente para todos lo que lo necesitaban.
Católica devota, mantuvo siempre una gran vinculación con las actividades de su parroquia y fue una activa integrante de los grupos de reflexión teológica de la misma. Dedicó además buenos esfuerzos a la obra parroquial “Pro Mejores Viviendas”, fundada por Adela Varela de Pollak, que procuraba facilitar el acceso a la vivienda propia a familias de escasos recursos, brindándoles los materiales y el asesoramiento necesario para construirla, con la única garantía de su palabra de honor de ir reintegrando lo aportado -en función de sus posibilidades- para que otras familias pudieran acceder al sistema. Presidió la obra al retirarse su fundadora y trabajó intensamente como artesana en cuero y madera para aportar objetos a la "boutique de ProMejores" que funcionaba en un anexo a la casa parroquial, para recolectar fondos para la obra.
Llegó a ser abuela de 16 nietos y conoció a 7 de sus actuales 25 bisnietos. Falleció poco después de cumplir sus 85 años, el 27 de julio de 1997.
La hija mayor de los que serían seis hermanos Fossati Benenati y en definitiva la única mujer de ellos, nació el 28 de abril de 1912 y fue inscripta y bautizada como Alicia María, pero siempre fue para toda su familia y amistades, primero Pochita y luego Pocha. Se educó en el colegio de las Hermanas Adoratrices, de la calle Mercedes, completando sus estudios secundarios con el aprendizaje del piano y de algunas manualidades que le serían de gran utilidad en etapas ulteriores de su vida.
Tenía una gran admiración por su padre, del que fue durante su adolescencia y juventud una suerte de secretaria vocacional. Al regresar el mismo de sus jornadas quirúrgicas, le dictaba las descripciones operatorias, que ella transcribía prolijamente en los libros que se llevaban a esos efectos y hasta muchos años después, era capaz de recitar de memoria aquellos procedimientos que se realizaban siguiendo una secuencia ordenada de acciones, siempre constantes.
Su contacto con su padre y tres hermanos médicos, la convirtieron en una "médica" más, lo que la llevaría posteriormente, adelantándose a los modernos conceptos de medicina preventiva, a darle a todos sus hijos, por indicación propia, larguísimas series de inyecciones de "calcio" y "vitaminas", año a año, para criarlos más sanos y fuertes.
Se ennovió muy joven con Carlos Gómez Eirín (foto) (Carlitos o Carlín para sus amigos), con quien se casó el 9 de noviembre de 1936 y con quien tuvo 4 hijos: Alicia, Carlos, Jorge y José Luis. Fue una madre ejemplar, no sólo para sus hijos, sino también para sus hermanos menores, que al fallecer sus padres tempranamente, pasaron a vivir con su hermana y su familia, convirtiéndose en una suerte de hermanos mayores para los Gómez Fossati. Pocha fue, como decía muy recientemente Enrique Fossati, “el centro de los Fossati Benenati y toda su familia”, y un apoyo permanente para todos lo que lo necesitaban.
Católica devota, mantuvo siempre una gran vinculación con las actividades de su parroquia y fue una activa integrante de los grupos de reflexión teológica de la misma. Dedicó además buenos esfuerzos a la obra parroquial “Pro Mejores Viviendas”, fundada por Adela Varela de Pollak, que procuraba facilitar el acceso a la vivienda propia a familias de escasos recursos, brindándoles los materiales y el asesoramiento necesario para construirla, con la única garantía de su palabra de honor de ir reintegrando lo aportado -en función de sus posibilidades- para que otras familias pudieran acceder al sistema. Presidió la obra al retirarse su fundadora y trabajó intensamente como artesana en cuero y madera para aportar objetos a la "boutique de ProMejores" que funcionaba en un anexo a la casa parroquial, para recolectar fondos para la obra.
Llegó a ser abuela de 16 nietos y conoció a 7 de sus actuales 25 bisnietos. Falleció poco después de cumplir sus 85 años, el 27 de julio de 1997.
sábado, 4 de octubre de 2008
Los descendientes más jóvenes de los Fossati Botta de Rocchetta di Cairo.
Algunos de los más recientes representantes de la 6ª generación americana descendiente de los hermanos Fossati Botta: Iñaki Borrazás Giró (hijo de Macarena Giró Fossati), Nicolás López Brussoni (hijo de María Victoria Brussoni Fossati) y Juan Pedro Brussoni Izquierdo (hijo de Martín Brussoni Fossati) (foto de la izquierda) y Diego Pivel Wetzel, con su mamá, María Alejandra Gómez Pivel Fossati, que nació el 21 de setiembre en Porto Alegre (foto de la derecha).
Aquellos Fossati tuvieron como única descendencia 8 hijos, todos ellos varones; curiosamente, éstos sus más recientes descendientes han sido igualmente todos varoncitos.
Algunos de los más recientes representantes de la 6ª generación americana descendiente de los hermanos Fossati Botta: Iñaki Borrazás Giró (hijo de Macarena Giró Fossati), Nicolás López Brussoni (hijo de María Victoria Brussoni Fossati) y Juan Pedro Brussoni Izquierdo (hijo de Martín Brussoni Fossati) (foto de la izquierda) y Diego Pivel Wetzel, con su mamá, María Alejandra Gómez Pivel Fossati, que nació el 21 de setiembre en Porto Alegre (foto de la derecha).
Aquellos Fossati tuvieron como única descendencia 8 hijos, todos ellos varones; curiosamente, éstos sus más recientes descendientes han sido igualmente todos varoncitos.
viernes, 3 de octubre de 2008
Mi madre, Alicia Isabel Benenati Roldós de Fossati.
Escribe: Guillermo Fossati Benenati.
Mi madre supo formar con mi padre, “don Américo” o “Fossati”, como le decía, un hogar ejemplar y tenía cuarenta y un años cuando yo nací. Descendiente de italianos y catalanes, nació en 1888 y por lo tanto, tenía el porte, las costumbres y la manera de pensar y de ser de las mujeres de aquella época. Era la REINA DEL HOGAR y “su hombre” era el centro de la familia.
Manejar un hogar con seis hijos, separados el primero y el último por diez y seis años, no fue seguramente una tarea fácil. Cuando yo era un niño mi hermana mayor, Alicia (Pocha) ya estaba casada y tenía una niña, Alicita, que nació cuando yo tenía ocho años, haciendo a mis padres abuelos y a mí tío. Y el segundo de sus hijos, Américo, ya era médico en ese momento.
Su vida la llenaban mi padre, sus seis hijos de tan variadas edades y problemas y las tareas de la casa. Una costumbre de esa época era “el día de recibir visitas o de visitar”. Gustaba de los paseos en auto y recuerdo dos lugares a los que me llevaba: el parque Urbano y la casa de una amiga -Carmen Bó- en el Cerro, donde mi familia había vivido un corto tiempo, en una casa llamada Villa Alicia, que casualmente era su nombre. Le gustaba también ir al cine y escuchar las radionovelas, que eran varias en ese entonces. Sus dulces, sus conservas y su perdiz al escabeche, son inolvidables. Hijos de tan diferente edad entraban y salían a toda hora, solos o con amigos y... la heladera estaba siempre pronta.
Vivía la época del vestir sobrio y con períodos de luto o medio luto muy prolongados. No la recuerdo con trajes coloridos. Era mujer de la casa y ella decía que su sueño era vivir cerca de una Iglesia y de un cine. Iba a misa todos los domingos y la casa, como era costumbre, era bendecida y tenía un cuadro “del Sagrado Corazón”, en el que ella prendía una velita todas las noches.
Recuerdo que en una oportunidad “la obligaron a ir a Buenos Aires” y salió de casa con un hijo de cada lado, como si la llevaran presa. Era poco expresiva con mi padre, al menos en público, pero los recuerdos que tengo de ella cuando éste falleció, los tengo clarísimos y una frase que no se me borra es muy significativa: “...debía haber muerto yo porque sin él...el hogar desaparece”. Creo que era una frase equivocada pero en su boca trasmitía lo que sentía y como concebía a la figura de mi padre. A esa madre admirable, que me tuvo a los 41 años, que me malcriaba como corresponde a un hijo menor, el llamado “hijo de la vejez”, le debo mucho.
En las fotos, mi madre, quizá a la edad que tenía cuando yo nací y con sus tres hijos mayores, Alicia y Américo -de marineritos- y Carlos María.
Escribe: Guillermo Fossati Benenati.
Mi madre supo formar con mi padre, “don Américo” o “Fossati”, como le decía, un hogar ejemplar y tenía cuarenta y un años cuando yo nací. Descendiente de italianos y catalanes, nació en 1888 y por lo tanto, tenía el porte, las costumbres y la manera de pensar y de ser de las mujeres de aquella época. Era la REINA DEL HOGAR y “su hombre” era el centro de la familia.
Manejar un hogar con seis hijos, separados el primero y el último por diez y seis años, no fue seguramente una tarea fácil. Cuando yo era un niño mi hermana mayor, Alicia (Pocha) ya estaba casada y tenía una niña, Alicita, que nació cuando yo tenía ocho años, haciendo a mis padres abuelos y a mí tío. Y el segundo de sus hijos, Américo, ya era médico en ese momento.
Su vida la llenaban mi padre, sus seis hijos de tan variadas edades y problemas y las tareas de la casa. Una costumbre de esa época era “el día de recibir visitas o de visitar”. Gustaba de los paseos en auto y recuerdo dos lugares a los que me llevaba: el parque Urbano y la casa de una amiga -Carmen Bó- en el Cerro, donde mi familia había vivido un corto tiempo, en una casa llamada Villa Alicia, que casualmente era su nombre. Le gustaba también ir al cine y escuchar las radionovelas, que eran varias en ese entonces. Sus dulces, sus conservas y su perdiz al escabeche, son inolvidables. Hijos de tan diferente edad entraban y salían a toda hora, solos o con amigos y... la heladera estaba siempre pronta.
Vivía la época del vestir sobrio y con períodos de luto o medio luto muy prolongados. No la recuerdo con trajes coloridos. Era mujer de la casa y ella decía que su sueño era vivir cerca de una Iglesia y de un cine. Iba a misa todos los domingos y la casa, como era costumbre, era bendecida y tenía un cuadro “del Sagrado Corazón”, en el que ella prendía una velita todas las noches.
Recuerdo que en una oportunidad “la obligaron a ir a Buenos Aires” y salió de casa con un hijo de cada lado, como si la llevaran presa. Era poco expresiva con mi padre, al menos en público, pero los recuerdos que tengo de ella cuando éste falleció, los tengo clarísimos y una frase que no se me borra es muy significativa: “...debía haber muerto yo porque sin él...el hogar desaparece”. Creo que era una frase equivocada pero en su boca trasmitía lo que sentía y como concebía a la figura de mi padre. A esa madre admirable, que me tuvo a los 41 años, que me malcriaba como corresponde a un hijo menor, el llamado “hijo de la vejez”, le debo mucho.
En las fotos, mi madre, quizá a la edad que tenía cuando yo nací y con sus tres hijos mayores, Alicia y Américo -de marineritos- y Carlos María.
jueves, 2 de octubre de 2008
Leonidas Fossati Rosselli.
Leonidas Ludovico Fossati Rosselli, el hijo mayor de Pablo Fossati y Brígida Rosselli, nació el 6 de octubre de 1883, en la casa de la calle Misiones donde vivían por entonces sus padres. Su familia, ya aumentada por la llegada de su hermano Américo, se mudó posteriormente a la calle Maldonado 183c y viviendo allí, completó sus estudios y se recibió de abogado.
Comenzó a trabajar en el poder judicial y siendo Juez en Flores, se ennovió con su prima, Julia Caubarrère Rosselli (nacida en dicho departamento, de Luis Caubarrère y Francisca Rosselli), con quien se casó el 27 de julio de 1909 y con quien tuvo cinco hijos: Elsa Julia, la primogénita y única mujer y 4 varones, dos mellizos, Leonidas hijo (Willy) y Julio Américo, luego Luis Alberto (Beto) y finalmente José Pedro.
Abrió un estudio de abogacía y fue asesor letrado de la UTE durante mucho tiempo.
Muy camarada de su hermano, compartía con él su afición por el ajedrez y la pesca y muy formal en su vestir, concurría a las excursiones pesqueras de riguroso cuello y corbata (como se le ve en la foto, esperando un pique en su aparejo, junto a su hermano y su sobrino Mango). También compartía con Américo su simpatía por el club Nacional de Fútbol, del cual fueron ambos, de sus primeros socios.
Se hizo una casa en Las Delicias, a pocos pasos del viejo muelle de madera del balneario, que se convirtió en punto de encuentro para la familia en los veranos y punto de partida de programas de pesca.
Falleció muy joven, el 20 de junio de 1941, a la edad de 57 años.
Leonidas Ludovico Fossati Rosselli, el hijo mayor de Pablo Fossati y Brígida Rosselli, nació el 6 de octubre de 1883, en la casa de la calle Misiones donde vivían por entonces sus padres. Su familia, ya aumentada por la llegada de su hermano Américo, se mudó posteriormente a la calle Maldonado 183c y viviendo allí, completó sus estudios y se recibió de abogado.
Comenzó a trabajar en el poder judicial y siendo Juez en Flores, se ennovió con su prima, Julia Caubarrère Rosselli (nacida en dicho departamento, de Luis Caubarrère y Francisca Rosselli), con quien se casó el 27 de julio de 1909 y con quien tuvo cinco hijos: Elsa Julia, la primogénita y única mujer y 4 varones, dos mellizos, Leonidas hijo (Willy) y Julio Américo, luego Luis Alberto (Beto) y finalmente José Pedro.
Abrió un estudio de abogacía y fue asesor letrado de la UTE durante mucho tiempo.
Muy camarada de su hermano, compartía con él su afición por el ajedrez y la pesca y muy formal en su vestir, concurría a las excursiones pesqueras de riguroso cuello y corbata (como se le ve en la foto, esperando un pique en su aparejo, junto a su hermano y su sobrino Mango). También compartía con Américo su simpatía por el club Nacional de Fútbol, del cual fueron ambos, de sus primeros socios.
Se hizo una casa en Las Delicias, a pocos pasos del viejo muelle de madera del balneario, que se convirtió en punto de encuentro para la familia en los veranos y punto de partida de programas de pesca.
Falleció muy joven, el 20 de junio de 1941, a la edad de 57 años.
Fossatis urbanos pero “de a caballo”.
Escribía Alberto Fossati en una reciente contribución al blog, que la mayor parte de los descendientes de los inmigrantes italianos con el apellido, casi todos campesinos o agricultores, se habían hecho “urbanos” en el Uruguay. Acá mostramos tres ejemplos de Fossatis urbanos, uno dedicado a las leyes y dos a la medicina, pero todos “de a caballo”.
De izquierda a derecha: Hugo Fossati Rosselli en su Pico Blanco, Américo Fossati Benenati con completo atuendo campero y Guillermo Fossati Benenati, haciendo sus primeras armas ecuestres en el "petiso de Badoglio". Al respecto nos escribía Guillermo hace poco: "mi madre era una mujer miedosa y recuerdo una frase que me decía cada vez que me subía a un caballo, incluso a este petiso manso: cuidado que si te caés te podés desnucar; nunca pude subir a un caballo sin pensar en esa frase de mi madre".
Escribía Alberto Fossati en una reciente contribución al blog, que la mayor parte de los descendientes de los inmigrantes italianos con el apellido, casi todos campesinos o agricultores, se habían hecho “urbanos” en el Uruguay. Acá mostramos tres ejemplos de Fossatis urbanos, uno dedicado a las leyes y dos a la medicina, pero todos “de a caballo”.
De izquierda a derecha: Hugo Fossati Rosselli en su Pico Blanco, Américo Fossati Benenati con completo atuendo campero y Guillermo Fossati Benenati, haciendo sus primeras armas ecuestres en el "petiso de Badoglio". Al respecto nos escribía Guillermo hace poco: "mi madre era una mujer miedosa y recuerdo una frase que me decía cada vez que me subía a un caballo, incluso a este petiso manso: cuidado que si te caés te podés desnucar; nunca pude subir a un caballo sin pensar en esa frase de mi madre".
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