viernes, 5 de septiembre de 2008

Mi padre, Guillermo Fossati Benenati.

(Escribe Marta Fossati Avilés)

Conocido por muchos como Meme, es el menor de los seis hijos que tuvieron mis abuelos (a quienes no conocí) Américo Fossati Rosselli y Alicia Isabel Benenati Roldós que cuando mi padre nació, tenían 42 y 40 años respectivamente.

El tener padres mayores y haber gran diferencia de edad entre los seis hermanos -que le llevaban hasta 16 años- hicieron sin duda que fuera un hijo y un hermano muy mimado, querido y protegido. Ese sentimiento de amor fue recíproco pues a lo largo de mi vida (y ya son muchos años), siempre lo escuché y escucho referirse a sus hermanos con mucho cariño y afecto, contándonos anécdotas y poniéndolos como ejemplo de unidad para nosotros, que también somos muchos hermanos.

Su infancia imagino fue feliz, sobreprotegido, muy compañero de su padre a quien admiraba profundamente describiéndolo como un hombre mayor, multifacético, activo, serio pero alegre al mismo tiempo. Que además de ser un Cirujano muy prestigioso, era apasionado por la pesca, el fútbol (hincha fanático y médico del Club Nacional de Fútbol), las carreras de Maroñas, jugar a las bochas y al ajedrez con hijos y amigos. A papá le gustaban estas actividades pero dejó de practicarlas cuando mi abuelo falleció, por lo que llego a la conclusión de que era más aficionado a su padre que a la práctica de esos deportes o juegos.

A su madre Alicia la describe como muy hogareña, sencilla, gran cocinera, muy compañera de su esposo y una madraza con mayúscula que, cuenta papá, era la reina de la casa. Un hogar con seis hijos que mientras mi padre estaba en 3er. año de primaria, su hermano Pablo cursaba el liceo, Pepe preparatorios, Poto estaba en la Facultad de Medicina, Mango ya era médico y Pocha estaba casada y tenía una hija, mi prima Alicia.

Su juventud fue diferente, a los 16 años murió su padre, a los 18 su madre y a los 19 su hermano mayor con 33 años. Etapa muy difícil y traumática, donde los hermanos jugaron un papel fundamental, que siempre nos contó a través de anécdotas que incluso escribió en alguno de sus libros y manuscritos. Pese a la diferencia de edad, fueron hermanos muy unidos, muy protectores que sin duda constituyeron un pilar fundamental en la vida de mi padre: Pocha, su madrina, fue su segunda madre: Mango y Poto, su padrino, sus precursores e inspiradores de su carrera médica; Pepe, un gran consejero y apoyo permanente y Tato, que falleció este año, su compañero espiritual, con quien compartía largas y profundas charlas, discrepando la mayoría de las veces en el buen sentido de la palabra.

Siguiendo los pasos de su padre y hermanos mayores, mi padre estudió medicina. Optó luego por la cirugía plástica como especialidad. En mi calidad de hija no soy yo, tal vez, la persona más indicada para hablar de la muy importante trayectoria profesional de mi padre y su muy rica contribución al desarrollo de la Cirugía Plástica en el Uruguay.

Se casó con mi madre Marta Avilés Volonté en el año 1952, luego de terminar el 4º año de su carrera. Con tres hijos (Marta, Guillermo e Ignacio) y uno en camino (Gonzalo), en mayo de 1956 se recibió de médico. En el 58, año en el que nació mi hermana María del Rosario, hizo el post-grado de Cirugía y al año siguiente, Cirugía Plástica en Gran Bretaña, profesión que le apasionó y apasiona hasta hoy cuando ya está retirado. En 1960 nació Rafael el 6º de los hermanos y en 1962 la menor de los Fossati Avilés, María Gabriela.


Nuestra infancia, juventud y etapa adulta, forman parte de otra historia que irá otro día con fotos de hijos y nietos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente médico. Excelente persona. De los padres fundadores de la cirugía plástica y particularmente reparadora. Me operó las piernas de una deformación del tejido laxo en 1969, 1970 y 1972. No tengo otra cosa que cariño hacia el. Y a su colaboradora Ana María.